En las afueras de la cárcel de Uribana (Centro Penitenciario David Viloria), cientos de familias se mantienen en vilo y a expectativas sobre cómo va a transcurrir la situación de 18 rehenes dentro del penal, mientras el Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario (MPPSP) intenta a través del diálogo retomar el control, de acuerdo a información suministrada por un funcionario, quien explicó que en su momento, la ministra Iris Varela dará detalles sobre la situación irregular. “Pero no vamos a entregarles el control”, dijo un castrense. A través de esta fuente directa, se conoció que los internos sí reciben alimentación. También, en horas de la tarde, la directora del MPPSP, Liana Reyes, conversó con las personas, según un tuit enviado por el organismo.
Las horas transcurren para quienes tienen a sus parientes en el recinto y la única información extra que se recibe es aquella enviada mediante teléfonos celulares inteligentes. Aunque con frecuencia, los internos se comunican con sus allegados, este Lunes Santo, el envío de datos disminuyó. La conexión estaba lenta para ciertas operadoras móviles, lo que impedía el contacto directo hacia la parte externa de la prisión.
Hoy, 21 de marzo, no hubo protesta. La incertidumbre creció entre los familiares de los internos. La rutina sigue siendo la misma: caminar de un lado a otro y descansar en cunetas de concreto muy cerca del cordón de seguridad de la Guardia Nacional Bolivariana. Sin embargo, nuevos elementos se incorporaron a la situación de Uribana, cuando un custodio falleció y otro reo resultó herido tras la explosión de una granada a las 1 de la tarde; y aparentemente, en la noche, se intercambiaría una rehén, que presentó problemas de salud, a cambio de caramelos y azúcar, según versión de las personas que hacen vigilia en la cárcel. Del resto, todo estaba en completa calma: presos caminaban por el módulo dos y algunas féminas trasladan productos.
Como Edgar Marín Bracamonte fue identificado el custodio que perdió la vida, tras la detonación de la segunda granada en lo que va de conflicto carcelario. La primera detonación fue el pasado viernes al mediodía, cuando aparentemente ocurrió un hecho irregular con el director del penal y eso ocasionó incomodidad entre los presos.
A la cárcel, han ingresado cuatro tanquetas y dos autobuses de Transbarca, en los cuales supuestamente trasladaron a las féminas del David Viloria a Fénix (en la primera están los que esperan sentencia y en la segunda están los que pagan condena). Pasadas las siete de la noche, un equipo anti motín con numerosos uniformados entró, lo que generó pánico entre las personas, algunas de las cuales decidieron pasar nuevamente la noche por si había otra alteración. “Estamos muy preocupados. No sabemos qué pueda pasar”, dijo una informante.
El dolor sigue intacto en los rostros de los familiares. Muy poco ha cambiado su cara de preocupación; se mantienen allí, en plena carretera, abrigados entre la noche, porque en la vía no hay electricidad. La cantidad de carpas improvisadas aumentó este Lunes Santo. El diálogo sigue siendo el principal objetivo para que todo vuelva a la normalidad