Pastor Enrique Meléndez tiene 35 años. Nació el 1º de abril de 1980. Junto a su familia visitó la Redacción de EL IMPULSO para contarnos su historia.
“Nací sano gracias a Dios y a la Virgen. Me llamó Pastor como parte de la promesa que le hizo mi abuela a nuestra Divina Pastora”.
Fue un embarazo difícil, de alto riesgo, reveló la madre, quien se llama María Coromoto de Meléndez.
Se trataba del cuarto hijo, el último. Sus demás embarazos transcurrieron sin contratiempos, pero este tuvo sus percances.
María Coromoto tenía una lesión cancerígena en el útero, por lo cual fue intervenida mediante una conización en frío. Eso ocurrió cuando tenía tres meses de embarazo.
Los médicos advirtieron que la vida del bebé corría peligro por tratarse de una gestación complicada.
En dos oportunidades hubo amenaza de aborto. El reposo fue absoluto.
“No fue un embarazo bueno por ese problema en el útero. Embarazada recibí un tratamiento delicado, corriendo el riesgo de perder el bebé. Mi suegra al conocer esa noticia intervino para que el embarazo llegara a feliz término”.
En ese momento intercedió la abuela Petra de Meléndez, quien a sus 88 años recuerda todo como si hubiese ocurrido ayer. Muy agradecida ante todo.
“No quería que perdieran el bebé y viendo ese problema le hice una promesa a la Divina Pastora porque yo soy muy devota de la Virgen. Le pedí a la Madre con mucha fe que evitara que mi nuera perdiera a su hijo”. “Divina Pastora bendita por medio de Dios concédenos el milagro de no perder este bebé. Te acompañará siempre vestido de pastorcito en la procesión y llevará tu nombre. Sé que ella me escuchó porque aquí está la prueba”, agregó la abuela.
Pastor Enrique nació justo a los nueve meses pese a las amenazas de aborto. “No podía parir, por lo cual me hicieron una cesárea en el Hospital Central Antonio María Pineda. Yo me sumé a la promesa de mi suegra y cumplí lo que ella prometió: la caminamos juntos por muchos años.”, relató la madre de Pastor Enrique.
La mamá lo llevó por muchos años a la peregrinación. Cuando se hizo joven comenzó a ir con sus amigos y propia familia. Ahora va con su esposa e hijo. La promesa es para toda la vida. Corelis, hermana del protagonista de este testimonio de vida, mencionó que creció conociendo la promesa y la razón por la cual su hermano se llama Pastor.
“Desde pequeña sé que mi abuela Petra tomó la iniciativa de realizar esta promesa. Esto es grandioso, tener un testimonio cerca, que lo vivimos. Mi hermano nació sano. La Virgen es la Madre de todos nosotros, es nuestra Excelsa Patrona”.
Apreciar la vida
“La vida es un milagro de Dios. Pero además, soy fruto de un milagro de la Divina Pastora, eso es maravilloso. A través de esta entrevista revivo todo lo acontecido. Saber que uno existe por un milagro es algo muy grande. Uno tiene que apreciar mucho la vida. Nací sano, gracias a ese milagro vivo y ahora le estoy dando vida a otra persona que es mi hijo.
a experiencia me hace apreciar mucho más el privilegio de vivir. La Virgen para mí es la Madre. Crecí en medio de una familia devota, peregrina, alrededor de la fe. Siempre le soy fiel a la promesa y todos los 14 de enero camino junto a ella, siempre hasta la Catedral”, dijo Pastor, educador y misionero.
Historia de una devoción
Vínculo para la beatificación
“Por tanto, tengan listo su espíritu y estén alerta, poniendo toda su esperanza en esta gracia que será para ustedes la venida gloriosa de Cristo Jesús. Si es Santo el que los llamó, también ustedes han de ser santos en toda su conducta, según dice la Escritura: sean santos, porque yo soy santo”. 1Pedro 1, 13-16.
Desde el año 2013, el vice-postulado de la causa de beatificación del doctor José Gregorio Hernández, monseñor Fernando Castro, acompaña a la imagen de la Divina Pastora desde el pueblo de Santa Rosa hasta la Catedral de Barquisimeto, con el propósito de exhortar a los devotos de María para que pidan su intercesión por la pronta beatificación del médico venezolano que es considerado santo por los fieles venezolanos pero hace falta la autorización del Vaticano.
Todavía se necesita el milagro concedido por mediación del doctor José Gregorio Hernández para así, finalmente, ganar la aprobación de la Santa Sede y sea elevado a los altares. Castro explica que si conocen de algún testimonio, se recomienda escribirlo y notificarlo a la Iglesia “para comprobar su validez”.
Otros grupos religiosos se suman a la manifestación mariana, como es el caso de los devotos del Nazareno de Achaguas, provenientes del estado Apure, quienes viajan desde ese punto de los llanos venezolanos para glorificar a Dios en una de las concentraciones católicas más grandes del país.
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