Donald Trump acababa de comenzar su monólogo cuando alguien lo interrumpió al grito de «íEres un racista!», pero ese «manifestante» era en realidad el comediante Larry David, quien otras veces ha interpretado al aspirante presidencial demócrata Bernie Sanders.
«Larry, ¿qué estás haciendo?», preguntó Trump con un dejo de exasperación. «Escuché que si gritaba eso, me darían 5.000 dólares», respondió David encogiendo los hombros y haciendo eco de una oferta que hizo uno de los grupos hispanos que protestaban por la aparición de Trump como anfitrión en el programa «Saturday Night Live».
«Como empresario, respeto eso totalmente», respondió Trump.
Los 90 minutos del magnate bajo el reflector de «SNL» siguieron a semanas de creciente anticipación, críticas y muchos llamados para que Trump no se presentara, pero el aspirante presidencial republicano fue anfitrión del programa nocturno del sábado como estaba planeado. Al menos en el Estudio 8H de la cadena NBC no hubo más agitación, ya fuera orquestada o no.
«Eres brillante, guapo, rico. El mundo espera que seas presidente ¿Por qué? Porque no tengo nada mejor que hacer», dijo en su monólogo sobre una charla que tuvo consigo mismo.
En otro sketch, Trump se burló de sí mismo por insultar con tuits a personas con las que difiere. Fuera de cámara, tuiteó en vivo comentarios que aparecían en la pantalla de «SNL» mientras otros integrantes del programa hacían un sketch:
«Cecily Strong no es amable» y «Kate McKinnon nació tonta», dijo, en referencia a las actrices y comediantes estadounidenses que integran el reparto de Saturday Night Live.
«Amo SNL… SNL me ama, pero todos en este sketch son unos perdedores que pueden morder mi polvo».
En otro sketch, Trump se imaginó ya en la Casa Blanca en 2018 _con dos años de presidencia_ saboreando su éxito. Para entonces, Siria está en paz, China pide prestado a Estados Unidos, su hija Ivanka Trump es secretaria del Interior y él anuncia que el Monumento a Washington será bañado en oro.
«Si no creen que eso sea posible para cuando sea presidente, se equivocan. Será todavía mejor», dijo Trump a la audiencia. «Le pedí a los escritores de este sketch que dijeran algo modesto».
Hasta ahora, sólo ocho políticos habían sido anfitriones invitados y sólo uno de ellos _el reverendo Al Sharpton, en 2003_ estaba fuertemente involucrado en una contienda presidencial en ese momento. La demócrata Hillary Clinton fue invitada al estreno de la temporada el mes pasado, pero no como conductora.
La plataforma que le concedió la televisora reencendió la indignación desatada en junio, cuando Trump anunció su candidatura y describió a algunos mexicanos que viven sin permiso en Estados Unidos como criminales y violadores.
Antes de que comenzara el programa a las 23:30, hora del este de Estados Unidos, decenas de personas marcharon del edificio Trump Tower al estudio de NBC en Rockefeller Plaza, en la ciudad de Nueva York, gritando consignas en español e inglés y enarbolando carteles donde acusaban al empresario de racista.
«Creo que le están dando una plataforma», dijo Hazel Hernández, una salvadoreña de 26 años que vive en Brooklyn. «Soy inmigrante y estoy muy indignada. He vivido en este país muchos años y es indignante que le permitan ser anfitrión de SNL. Es molesto».
Sin embargo, con su ya conocido estilo franco, el empresario dio la bienvenida a la controversia diciendo que esto sólo ayudaría a mejorar la audiencia.
Esta no fue la primera vez de Trump como anfitrión invitado. El multimillonario empresario y celebridad de los medios encabezó el programa en abril de 2004, unas semanas después del debut de «The Apprentice» (El Aprendiz), también producido por NBC.