Escalofriante ambiente en el Stade de France tras atentados

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Mientras las noticias de una matanza se filtraban entre el público y las sirenas de los autos patrulla de la policía se escuchaban afuera, miles de aficionados al fútbol deambulaban por el Stade de France, renuentes a abandonar el recinto aparentemente seguro.

Los espectadores no cayeron en pánico, pese a escuchar las explosiones provenientes de una zona cercana, parte de una carnicería que se desataba en la ciudad y que dejó más de cien muertos en múltiples atentados. Pero hubo mucha ansiedad y tensión.

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Durante el primer tiempo del partido amistoso entre las selecciones de Francia y Alemania el viernes, dos explosiones se escucharon cerca. La primera, alrededor de las 9:20 de la noche, fue un estallido corto y seco.

«Los escuchamos, pero pensamos que se trataba de artefactos caseros o juegos pirotécnicos», comentó el fanático Frederic Lavergne a The Associated Press mientras salía del estadio. «En ese momento no teníamos idea de lo que era».

El siguiente estallido se escuchó pocos minutos después, distinguiéndose claramente en el aire helado.

Los ataques se registraron cerca de dos de las entradas al estadio y en un restaurante cercano de la cadena McDonald’s, de acuerdo con Gregory Goupil del sindicato de la Policía Nacional, cuya región incluye el área alrededor del estadio. Dijo que al menos tres personas murieron en los ataques.

El defensa francés Patrice Evra detuvo momentáneamente su carrera al escuchar el estallido. Al recibir el balón en el extremo izquierdo, cercano a donde las explosiones sucedían detrás de él, Evra se detuvo y miró hacia arriba antes de seguir jugando.

El ruido dentro del estadio era poco en ese momento, dado que el partido ofrecía pocas emociones, y el sonido de las sirenas afuera era fuerte, al igual que el de las hélices del helicóptero de la policía que sobrevolaba la zona.

Para el final del partido, que Francia ganó 2-0, el ambiente era de silenciosas conjeturas mientras las noticias se filtraban por medio de teléfonos móviles y las redes sociales informaban de la matanza.

Lo que habría sido el festejo del triunfo de la selección se tornó en una noche de angustia. Algunas personas seguían cantando cerca del silbatazo final, pero un sentimiento deprimente se había apoderado de la mayoría de los presentes.

Momentos después que el árbitro decretara el final del encuentro, cientos de aficionados invadieron la cancha. Al principio, el personal del estadio en sus chalecos fluorescentes parecía confundido por la conmoción. Pero pronto resultó evidente que los aficionados sólo querían mantenerse en el terreno de juego en lugar de atreverse a salir.

«Preferimos permanecer en la cancha; ahí era donde nos sentíamos más seguros», declaró Lavergne. «Se nos dificultaba entender las explicaciones dadas en el estadio».

Después de un segundo aviso al público que aseguraba a los aficionados que era seguro abandonar las instalaciones y tomar transporte público, la gente empezó a salir.

Francia será la sede de la Eurocopa el próximo año, y el duelo del viernes era uno de los pocos encuentros que le quedaban al técnico Didier Deschamps para poner a prueba a la selección antes del torneo.

Ahora habrá dudas sobre si será seguro llevar a cabo el torneo, con 24 equipos en partidos programados en diferentes partes del país.

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