El nuevo ministro de Hacienda brasileño dijo el viernes que encarará reformas a las leyes laborales y jubilatorias, señal de cambios importantes en una economía en crisis.
Henrique Meirelles es el miembro clave del gabinete del presidente interino Michel Temer, quien ha prometido concentrarse en sacar a Brasil de su recesión más grave desde la década de 1930.
Meirelles dijo en conferencia de prensa que encarará la reforma de un sistema jubilatorio costoso que permite a mucha gente retirarse antes de cumplir 60 años.
«Con el tiempo el retiro debe ser autosustentable», dijo Meirelles, ampliamente respetado por haber presidido el Banco Central durante los años del boom económico, de 2003 a 2010.
También dijo que es necesario elevar la productividad del trabajo, «y esto se logra mediante (cambios) en las leyes laborales».
Temer reunió a su equipo en la sede del gobierno tras una jornada caótica en la que el Senado impugnó a la presidenta Dilma Rousseff, la suspendió y destituyó de un plumazo a casi todo su gobierno, una medida que ella calificó de «golpe de estado».
«Nuestro principal reto es detener el proceso de caída libre de nuestra economía», dijo Temer el jueves al tomar juramento ante los 22 ministros. «Ante todo, debemos equilibrar nuestro gasto público. Cuanto antes logremos el equilibrio contable, antes podremos reanudar el crecimiento».
Además prometió apoyar la investigación de los sobornos en la petrolera estatal, un caso en el que ya están implicados dirigentes políticos de diversos partidos y el mismo Temer, así como varios miembros de su gabinete.
El elenco ministerial ya ha sido objeto de críticas por su composición exclusivamente masculina, blanca y de edad madura, algo que provoca resquemor en este país de mayoría no blanca. Cuando Rousseff inició su segundo período el año pasado, su gabinete incluía a seis mujeres, una de ellas negra.
«La gente esperaba brasileños brillantes y le dieron un elenco mediocre de políticos, en su mayoría legisladores poco conocidos», dijo el analista Francisco Fonseca, de la Fundación Getulio Vargas. «Es un gabinete muy conservador, muy religioso, sin negros ni mujeres».
Temer declaró su «respeto institucional» a la presidenta suspendida, quien sigue ocupando la residencia presidencial.
«Este no es momento de festejos sino de profunda reflexión», dijo. «Es urgente pacificar a la nación y unificar el país. Es urgente formar un gobierno de salvación nacional que saque al país de la profunda crisis en la que nos encontramos».
Pero Rousseff prometió combatir su destitución, a la que calificó de «golpe» encabezado por una elite social y económica aterrada por las políticas de su Partido de los Trabajadores, que estuvo en el poder durante 13 años.
Rousseff advirtió que la intención de Temer es desmantelar los planes sociales del gobierno que benefician a alrededor de la cuarta parte de la población.
Temer, por su parte, insistió en que se mantendrán y «perfeccionarán» esos planes.
Pero el elegido para encabezar el Ministerio de Desarrollo Social, Osmar Terra, reconoció que se trata de una tarea difícil.
«Lo que el presidente Michel propone es que esos programas sean los más protegidos (de los recortes). Pero el agujero presupuestario es muy grande, ya veremos», dijo. «El país está en quiebra».
Rousseff, cuya popularidad se derrumbó en medio de la recesión, está acusada de maniobras contables ilegales para ocultar enormes déficit en el presupuesto federal. Sus adversarios dicen que perjudicó al país, pero la primera presidenta mujer de Brasil lo consideró un pretexto infundado de la élite para recuperar el poder.
Se ha pronosticado una contracción económica de casi el 4% este año después de un 2015 igualmente sombrío. La inflación y el desempleo oscilan en torno al 10%, después de más de una década de crecimiento espectacular.
Meirelles expresó preocupación por la magnitud de la deuda pública, pero dijo que las políticas justas permitirán restaurar la confianza y con ello vendrán inversiones y aumento del empleo.
«Esto puede suceder de manera relativamente rápida», pero añadió: «No digo que sucederá en seis meses o un mes o un año».
Dijo que el gobierno está preparado para las protestas y reconoció que «el debate será bastante intenso».
Rousseff será suspendida durante un máximo de 180 días mientras el Senado la juzga. Si dos tercios de los 81 senadores la declaran culpable, Temer continuará en la presidencia hasta el final del período, en diciembre de 2018.
Temer, líder del centrista Partido Movimiento Democrático Brasileño, era el vicepresidente de Rousseff como parte de una coalición de conveniencia que se derrumbó bajo el peso de las penurias económicas y los escándalos de corrupción. Es más conocido como hábil negociador de trastienda que por sus posiciones ideológicas.
El escándalo en Petrobras reveló la corrupción profundamente arraigada que atraviesa tanto el espectro político como la cúpula empresarial.
Varios testigos han implicado a Temer en el escándalo, pero no se le ha acusado. El principal impulsor del impeachment, el ex presidente de la cámara baja Eduardo Cunha, ha sido acusado en el escándalo y está suspendido en funciones ante denuncias de corrupción y de obstaculizar la labor de la justicia.
Varios miembros del gabinete de Temer también son objeto de acusaciones y denuncias de corrupción.
El presidente interino juró que la investigación seguirá adelante sin impedimentos. «Merece que se la siga cuidadosamente y se la proteja de cualquier interferencia que la debilite», proclamó.