Al científico larense, Dr. Humberto Campins, siempre le han apasionado los asteroides. Desde hace muchos años se interesó por ellos y el próximo jueves 8 de septiembre se materializa un proyecto en el cual participa: el Osiris-Rex -acrónimo en inglés de Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification, Security-Regolith Explorer-, una sonda espacial que pretende llegar al asteroide de 550 metros de longitud Bennu (se le llamó en un principio RQ por los integrantes del Lincoln Near-Earth Asteroid Research de Estados Unidos, quienes lo descubrieron el 11 de septiembre de 1999), donde extraerá moléculas orgánicas y minerales de la superficie para traerlo de vuelta y ser analizadas, además es uno de los más peligrosos para la Tierra.
Entre el Osiris-Rex y Bennu existen elementos en común, que los acercaron aún en la distancia: durante un concurso para colocarle el nombre al asteroide que sería el objetivo de la sonda, un niño de apenas 9 años, recomendó Bennu porque era un pájaro que tenía relación con Osiris, el dios egipcio.
Ese fue el primer encuentro entre ambos y a tan solo cuatro días, la NASA inicia los protocolos para el lanzamiento desde su base en Cabo Cañaveral.
Muy de cerca
El larense Dr. Humberto Campins, ha recibido el apoyo de la NASA para esta investigación. Él, junto a otros científicos, participa activamente en el proyecto.
Contó a EL IMPULSO, que Osiris-Rex busca determinar la composición y otras características de la superficie de Bennu. Aunque eso no es todo: “Nos ayudará a entender cómo se originó la vida en la Tierra y posiblemente otros planetas. Nos mostrará moléculas orgánicas prebióticas”. Creencia de la cual se está más cerca, aunque será en unos años cuando se conozca qué se encontró y sus resultados: la sonda llegará al asteroide en 2018, y un año más tarde recolectará entre 60 gramos cómo mínimo y 2 kilogramos como máximo del material que estará en manos del hombre en 2023.
El Osiris-Rex es la cuarta misión con retorno que la NASA envía al espacio. Ya lo hizo con el Apollo que trajo muestras de la Luna, el Génesis con elementos de viento solar, y el Stardust con polvo. Cuando las muestras lleguen del espacio se estudiarán en detalle.
Para el Dr. Campins es un proyecto histórico porque Bennu tiene moléculas orgánicas y puede amenazar la Tierra con un impacto el próximo siglo.
Después de nueve días de su lanzamiento, el Dr. Campins actualizará al público con el tema en la conferencia Noche de Ciencias que promueve el Centro de Ciencias de Orlando.
El orgullo barquisimetano, a quien le apasionó la Astronomía y la Física desde los cuatros años de edad, aseguró que el Bennu puede ser un peligro en unos 160 años. Pasión que concretó cuando estudió en la Universidad de Kansas.
Su participación en esta investigación ha sido un privilegio y una experiencia enriquecedora. El Dr. Campins, está muy ansioso por conocer los resultados del proyecto. ¿La razón? “La naturaleza siempre nos sorprende”, dijo.
El proceso
Mediante un brazo retráctil, el Osiris-Rex extraerá las moléculas del temido Bennu. Durante su aproximación, proporcionará un chorro de nitrógeno gaseoso con el fin de obtener partes de regolito (material de roca sólida inalterada), que será atraído por un filtro y resguardado en la Cápsula de Retorno de Muestras de la nave.
El OSIRIS-Rex tendrá la posibilidad de tres intentos para ejecutar el procedimiento, para el cual se disponen de cinco segundos.
El Osiris-Rex cuenta con tres cámaras: la PolyCam que permite registrar gráficas en alta resolución desde 2 millones de kilómetros de distancia, la MapCam que ayudará a elaborar planos cartográficos a color del sitio, y la SamCam, que grabará el hecho histórico de recoger la muestra.
La sonda, de acuerdo a documentos en línea, obtendrá datos del origen del Sistema Solar y, evidentemente, información que servirá como base para evitar que Bennu haga estragos en la Tierra.
El Osiris-Rex, en su aproximación a Bennu, hará una descripción de la órbita, con el propósito de tener la misma dirección de rotación. Al acercarse, dirigirá su objetivo hacia la superficie. Una vez obtenido el material, se alejará de forma vertical. Cuando la sonda impacte en el asteroide, un resorte aguantará la presión del golpe. Al terminar, bastarán 0,7 m/sec para alejarse rápidamente.
A medios
En una entrevista reciente, el Dr. Campins aseguró que los asteroides analizados son aquellas partículas que han llegado a la Tierra, porque la mayor parte se ha perdido en su paso por la atmósfera. Por eso, el Osiris-Rex traerá la muestra en su estado natural. Científicos igualmente aseguran que los asteroides pueden servir para generarle combustible a futuras misiones espaciales.
Si bien es improbable que el impacto de Bennu ocurra en nuestras vidas, los científicos quieren dejar un gran aporte para que lo detengan en su momento quienes se dediquen a la investigación del universo en un futuro.
El Dr. Campins, también miembro del Museo de Arte de Orlando, trabajará con el profesor Yan Fernández, con quien analizará las imágenes que generen las cámaras del Osiris-Rex.
Impecable trayectoria
Su doctorado en Ciencias Planetarias lo obtuvo en la Universidad de Arizona y fue representante del Comité para la Utilización del Espacio Ultraterrestre de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
En la Primera Escuela Iberoamericana de Astrobiología (Caracas), fue profesor visitante, así como en la Escuela Latinoamericana de Astronomía de Río de Janeiro.
Impartió clases de Astronomía en la Universidad de Florida. Hace 14 años se incorporó a la Universidad de Florida Central, donde puso en funcionamiento el Grupo de Ciencias Planetarias, uno de los diez mejores programas con relación a ganadores y publicaciones, considerado por la NASA y NSF.
Su participación en el Osiris-Rex, dirigido por Dante Lauretta de la Universidad de Arizona, fue producto de su experiencia profesional, pues en 2010 lideró al equipo que halló hielo de agua y moléculas orgánicas en los asteroides 24 Themis y 65 Cybele.
Toda su vida, los asteroides han sido su inspiración, y hoy sigue siendo orgullo venezolano, talento larense con una trayectoria profesional valiosa y digna de premiar. De hecho, hay un asteroide que lleva su nombre, el (3327) Campins.
El más peligroso
El Osiris-Rex, un proyecto de la NASA valorado en 1.000 millones de dólares, es el más peligroso para la Tierra. El Bennu, es el cuerpo celeste con mayor posibilidad de impactar con la superficie terrestre a finales del siglo XXII. Su paso por la Tierra y la Luna será aproximadamente en 2135, año en el cual podría alterar su órbita e impactar con nuestro planeta. La NASA aseguró que el impacto es de 1 a 2.500. “Viaja alrededor del Sol a una velocidad de 101.389 kilómetros por hora. Cada seis años es visto desde la Tierra”, reseña BBC. La misión del Osiris-Rex es determinar como Bennu se ve afectada por el calentamiento o enfriamientos por la luz solar, y de esta manera alterar su órbita. Esta es una de las razones por las cuales se aprobó el plan, a fin de que se tomen medidas para el futuro y las nuevas generaciones tengan mayor conocimiento sobre el tema.