La fe, definida como la “adhesión de la inteligencia a la verdad revelada por Dios”, es una virtud que no sólo debe profesarse con la boca sino también a través de las obras o el servicio. No en vano, el apóstol Santiago dice “muéstrame tus obras y te mostraré tú fe”.
En la Iglesia Católica, María es ejemplo indiscutible de caridad, de servicio y compromiso, y de solidaridad. Ella sirvió a Dios de forma desinteresada, cuidó y ofreció a Jesús para la humanidad, pero también mostró disposición de servir a sus hermanos.
En el mundo, muchas personas profesan su fe en Dios a través del servicio. Las obras que ofrecen ayuda a más necesitado, son muchas y de profunda belleza. Estas también existen y se desarrollan en Venezuela.
Barquisimeto y el estado Lara en general no escapa a esta virtud de los seres humanos, por ende en la ciudad funcionan muchas instituciones y organizaciones que prestan el servicio de ayuda desinteresada al más necesitado, siguiendo el ejemplo generoso de Jesús y de su madre María.
El Hogar de Niños Impedidos Don Orione (Honim) es una de estas instituciones, allí se vive a diario el servicio, el compromiso y la solidaridad.
Carlos Liscano, diácono religioso de la Obra Don Orione y miembro del área de Asuntos Pastorales del Honim, dice que el Hogar se preocupa por manifestar, a través de acciones concretas, la maternidad de la Iglesia.
“María siendo modelo de servicio, de ayuda y de atención al más necesitado, nos dio su tesoro más preciado: Jesús. Pero además, se colocó en servicio las veces que fue necesario y hoy sirve a los creyentes como principal intercesora ante su Hijo”.
El Honim atiende las necesidades básicas de 67 niños con discapacidad, la mayoría en situación de abandono, pero también brinda el pan espiritual, asegura el diácono.
“Se atienden las dos dimensiones de la persona: el cuerpo, con el pan material (atención a las necesidades) y el alma, con el pan espiritual”.
Decía don Orione: “el mejor regalo que se le puede dar a un alma es Jesús y el mejor regalo para Jesús es el alma”.
San Luis Orione, conocido como Don Orione, es el padre fundador de la Congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, en el año 1903. Además del Honim, esta congregación maneja en Barquisimeto al Pequeño Cottolengo Don Orione, que atiende a 100 personas con discapacidad, la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe y el Seminario en el que se forman los religiosos concebidos como pastores de la iglesia.
Almas limpias
En el Honim, el equipo de pastoral está conformado por los voluntarios, madres cuidadoras y personal administrativo del Honim, religiosos y algunos jóvenes que residen en el Hogar.
En conjunto rezan el rosario a diario, participan en la adoración eucarística y en la misa de todos domingos.
Este año participaron en misa en el santuario de Santa Rosa, el pasado 9 de enero. En total 80 personas, de ellas 30 niños que reciben atención, asistieron a la eucaristía.
Cada 14 de enero se ubican en la avenida Venezuela con avenida Morán, a la espera del paso de la virgen María, en la advocación de la Divina Pastora. Allí rezan, cantan y alaban a Dios.
“Una de las características hermosas que presentan nuestros muchachos especiales es la profunda capacidad que tienen para orar, tienen un alma pura y limpia y por eso pueden entrar en el misterio de Dios con facilidad”.
“Tienen un sentido de profundidad hermoso, en cada eucarística vemos como cada uno de ellos alaba a Dios a su manera y vemos cómo rezan el rosario con gran devoción”, afirma Liscano.
“Con Dios en mi realidad, sirvo a mis hermanos con caridad”, es la premisa de la institución. El lema general de este año 2017 es “Contemplar a Dios en la oración, a través de María”.
Signo de unidad
El Papa Francisco en la Homilía pronunciada en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, en la última jornada en Cuba, el de 22 septiembre 2015, nos dijo: “Nuestra fe nos hace salir de casa e ir al encuentro de los otros para compartir gozos y alegrías, esperanzas y frustraciones. Nuestra fe, nos saca de casa para visitar al enfermo, al preso, al que llora y al que sabe también reír con el que ríe, alegrarse con las alegrías de los vecinos. Como María, queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad. Como María, Madre de la Caridad, queremos ser una Iglesia que salga de casa para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación”, así se afirma en la Catequesis Mariana, Litúrgico Pastoral en ocasión de la Visita número 161 de la Imagen de la Divina Pastora a la ciudad de Barquisimeto, año 2017.
“La visita 161 de la imagen de Nuestra Sra. Divina Pastora mantiene el clima de la visitación: María nuestra madre presurosa nos trae el niño entre sus brazos para mostrarnos el camino que nos lleva a Él”, indica el texto sobre la Ruta del Encuentro, específicamente en el apartado en el que se explica por qué María es considerada como “madre de la solidaridad”.
La Virgen, como Madre de Dios y también como nuestra madre, nos muestra, con el ejemplo de su vida, su cariño y su atención inmensa, y nos indica cómo seguir su ejemplo para alcanzar nuestro deseo de vivir una vida verdaderamente cristiana.
“Si pensamos en nuestra vida, en nuestra familia y en nuestra Iglesia, la disponibilidad a comprometernos nos fortalecerá para soportar los peores dolores y las más duras condiciones, por un lado, y nos abrirá un futuro construido por una determinación y una fe listas a enfrentar las dificultades, por otro lado. En conclusión compromiso y disponibilidad en un contexto cristiano se sintetizan en la respuesta de la virgen María al arcángel Gabriel: ‘He aquí a la sierva de Dios, hágase en mi según su palabra’. Ojalá el modelo de la Virgen, nuestra madre y soberana, nos inspire a comprometernos para cumplir la voluntad de de Dios en nuestra vida personal, familiar y eclesial, como esa voluntad se expresa en las condiciones que Él nos ofrece hoy y aquí”, dice la catequesis.
Y continúa, la imagen de María Divina Pastora es la imagen de la Iglesia que nos muestra a Cristo con su presencia gloriosa entre nosotros los bautizados y confirmados y mantiene un cantico vivo de alabanza que continuamente nos lleva a una acción de gracias eucarística y reconciliadora que motiva el corazón de los fieles a permanecer juntos en el peregrinar, celebrar y obrar en esta tierra a la espera de la futura realización de las promesas.
El documento define a la solidaridad como la virtud de la caridad llevada al ámbito social, “está muy ligada al amor al prójimo e implica unidad, colaboración y compartir con el prójimo sus necesidades primarias. Así como la caridad es el amor sobrenatural, la solidaridad es una de sus manifestaciones en el ámbito social”.
“La solidaridad habla de buenos sentimientos, de corazones responsables, nobles y generosos, que se involucran en los problemas ajenos y se entristecen cuando las personas sufren un mal y tratan de solucionarlos o amenguar sus penas. El voluntariado, como expresión concreta de la solidaridad, es una de las actitudes mejor valoradas en la sociedad actual”.