El alto gobierno está buscando todos los mecanismos para buscarle nuevos espacios al silencioso en Lara, no solamente le crearon Corpolara para monte allí un equipo gubernamental paralelo al del sargento de Nirgua, allí esta recibiendo todas las denuncias sobre supuestos hechos irregulares dentro del ejecutivo regional y algunas dependencias de la administración central; pero el colmo es que tambíen le hayan encargado del entierro y la sepultura de Fudeco, lo que en otras terminos implica, que se pagará y se dará el vuelto.
Las elecciones del próximo mes de octubre no serán un duelo entre Hugo Chávez y Henrique Capriles Rodinski, como era lógico y democrático esperar. El oficialismo lo ha convertido en una desigual batalla porque uno de los candidatos ha ordenado que sea el Estado, con todo su poder, el que enfrente a la oposición en la consulta electoral, una actitud, sin duda, ilegal y ventajosa.
Mientras el gobierno continúen manteniendo en secreto, la información en torno a la situación real de la salud del mandante, se continuará dando pie para que la gente y la prensa nacional e internacional, siga haciendo conjeturas y presentando diagnósticos que van desde lo más sutiles, hasta lo más descabellados, lo que no le está haciendo nada bien a la revolución, mucho menos al país, dándose ya como un hecho en medios políticos que no participará en las próximas elecciones.
3 millones de venezolanos sufragaron ayer para seleccionar al candidato de la oposición que enfrentará al presidente Hugo Chávez el próximo mes de octubre. Una jornada que deja muchas lecturas, entre ellas la unificación de criterios entre los diferentes sectores de un país que le costaba demasiado encontrar caminos de entendimientos sobre la mejor forma de ser una opción válida para el electorado adverso al régimen. Gusto y regusto nos dio cuando vimos a los candidatos reunidos la noche del domingo alrededor de Henrique Capriles Radonsky, quien contabilizó la bicoca de 1.800 votos en la consulta popular.
Durante mucho tiempo me pregunto sobre el brutal aumento de los homicidios que nos anega. Los muertos a manos del crimen son 4.500 en 1998 y ocurren 18.000 cada año, durante los años más recientes.