Arquidiocesana

“Les aseguro, además que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mt. 18, 19-20)

Aquella mujer pagana, decidió confiar, en Jesucristo, y públicamente, le suplica, que le saque aquel demonio a su hija; pero Jesús, todavía no le responde. Los discípulos intervienen para decirle: “despídela, porque viene gritando detrás de nosotros”

“Los criados le preguntaron: ¿quieres qua vayamos a arrancarla? Pero Él les respondió No, ya que podrían arrancar también el trigo. Déjenlo crecer juntos hasta la siega y cuando llegue la siega, diré a los segadores: arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla, y el trigo almacénenlo en mi granero”

La inconstancia. Muchas veces, nos entusiasmamos por algún texto bíblico o sentimos un gozo inmenso después de un retiro o de un curso de espiritualidad, o bien nos conmueve una prédica o una historia de fe

Evangelio: Mateo (16,18-19): En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»

“Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida

El hombre por su sola razón puede llegar al conocimiento de Dios, así lo revela La Sagrada Escritura en Romanos 1, 20- 21: “Pues si bien a Él no lo podemos ver, lo contemplamos, por lo menos a través de sus obras, puesto que Él es eterno y Poderoso, y que es Dios

“Le dice Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? Le dice Jesús: Yo soy el camino, la verdad y la vida”

“Tomás uno de los doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos, cuando vino Jesús. Y los otros discípulos, le decían,  “hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Sí no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo”

Los cristianos celebramos hoy la festividad litúrgica del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. De esta manera iniciamos en la Iglesia Catedral a las 8:00 a.m.

En efecto, afirma Cristo: mientras esté en el mundo, yo soy la luz del mundo… hizo lodo con la saliva, se lo puso en los ojos al ciego y le dijo: ve a lavarte en la piscina de Siloé. El fue, se lavó y volvió con vista. Más adelante, el señor le dice: ¿Crees tú en el Hijo del hombre? El contestó: ¿Y quién es, Señor, para que yo crea en Él? Jesús le dijo… El que está hablando contigo. Él dijo: Creo, Señor, y postrándose lo adoró.
Cristo, le devuelve la vista, a aquel hombre, y esto hace, que descubra y vea la verdad, que es Jesucristo, el Mesías, el salvador

El evangelio de hoy nos recuerda que Cristo no ha venido a abolir la ley, sino a darle plenitud

Presentación del Señor

“Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, Ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor de acuerdo con lo escrito en la ley: todo primogénito varón, será consagrado al Señor, y también ofrecer como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones”. Lc. 2,22-24.

El pecado es un misterio, y al mismo tiempo una realidad profundamente humana, porque es sin duda, “Obra de la libertad del hombre” (R.Et P.14)

(Mateo 1,18-24) Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto. Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo

Evangelio (Mateo 11,2-11) En aquel tiempo, Juan se encontraba en la cárcel, y habiendo oído hablar de las obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos discípulos: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso aquél que no se sienta defraudado por mí”

Evangelio (Mateo 24,37-44) En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Hijo del hombre

Zaqueo, se interesa en conocer a Jesús, pero como el gentío y su pequeña estatura le impiden poderlo ver, decide subirse a una higuera, para poderlo observar con detenimiento y hacerse una idea más aproximada de Él

En la existencia, cuando algunas veces la religión se hace o se permite que se haga rutinaria, se mata la vida, y sólo queda la mecanicidad. Entonces, fácilmente la fe sentida y verdadera, cede paso a la hipocresía

Todos hemos podido comprobar, de mil formas, lo que significa de un modo especial la mamá para un niño, como él si está con su madre, sin saber cómo se llama ni qué edad tiene, se siente seguro

Puesto que una vida sin fe, se transforma en una existencia vacía y sin sentido. Ya que no saber de donde venimos, cómo existimos, y hacia donde marcha nuestra historia, es desconcertante

Debemos cuidar a aquellos creyentes que se sientan cercanos y miembros conscientes de la Iglesia. Estos ya de alguna forma rezan, participan de los sacramentos, y tratan de llevar la vida de alguna manera según los valores del Evangelio

El camino de la improvisación, ha llevado a muchas personas al fracaso. La falta de planificación, ha hecho perder tantos esfuerzos, y ha desperdiciado sobre todo ese tesoro que llamamos tiempo.

En la mesa del reino todos somos hermanos, comensales del mismo pan de Dios. La división, por desgracia, es uno de los frutos más triste y amargo de nuestra condición de pecadores

Fuego es el poder de Dios, que eliminará la escoria purificando al hombre en sus actitudes

La riqueza no puede ser un absoluto. Es una herramienta para vivir dignamente, para socorrer a los más necesitados y así dar gloria a Dios, por eso en el Deuteronomio 8, 7-10 se afirma que, entendidas así las cosas, en la tierra que Yavé promete a su pueblo, no debe faltar la riqueza de todo tipo.

Conscientes estamos de la importancia del trabajo diario, como también de lo grandioso del espíritu de superación. Es necesario en la vida tener iniciativa, no dormirse, saber actuar

“Pero un hombre de Samaria, que viajaba por el camino, al verle sintió compasión, se acercó a él, le curo las heridas con aceite y le puso vendas…” (Lucas 10, 33-34)

Evangelio

(Lucas 10,1-12.17-20) En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos.

El Señor nos invita a perseverar en nuestra fe, hasta el final. El Quiere que nuestra confianza se centre en Él, como el Señor, porque Él es el único Camino, la Verdad y la Vida. Esto significa que debemos ser constantes en la oración personal y familiar. Como hijos, sepamos confiar en el padre

Nos dice la palabra: “Si alguno quiere seguirme, que tome su cruz y me siga” (Lc. 9,23). Porque Cristo muere en la cruz, y desde allí nos redime y nos salva