A José Miguel Bermúdez Castillo,
con admiración y respeto
Cuando el sol comenzaba a despuntar ya Josefa Antonia Gil Fortoul caminaba presurosa por el espacioso pasillo...
Los lamentos se podían escuchar a distancia, así como los olores nauseabundos se esparcían cuando el sol quemaba con más furor. Era entonces cuando el carcelero repartía una taza de agua y dos panes que por lo general estaban tiesos y/o roídos por las alimañas, a los condenados por cualquier delito tipificado en las escribanías de aquel remoto tiempo histórico venezolano.
Resulta interesante leer la obra de Telasco A. Mac. Pherson, publicada en homenaje al Centenario del Natalicio del Libertador Simón Bolívar. Entre su curioso contenido se encuentra inmerso una colosal fuente de información y datos antiguos por orden alfabético que ofrece una asombrosa descripción de lo que para el entonces era la entidad larense.