Resulta interesante leer la obra de Telasco A. Mac. Pherson, publicada en homenaje al Centenario del Natalicio del Libertador Simón Bolívar. Entre su curioso contenido se encuentra inmerso una colosal fuente de información y datos antiguos por orden alfabético que ofrece una asombrosa descripción de lo que para el entonces era la entidad larense.
Para la construcción del Ferrocarril Bolívar, moderna infraestructura que significó el progreso de Venezuela, se invirtieron 30 millones 956 mil 500 bolívares. Su construcción estuvo íntimamente ligada a la explotación del cobre en la Minas de Aroa para el traslado a puertos marítimos y luego al exterior. Las líneas surcaron un recorrido de 232,04 kilómetros, que comprendió ‑en términos de espacio- los hoy estados Falcón, Yaracuy, Lara y Carabobo.
Ahogado entre frondosa maleza, hojas secas y entrelazadas raíces, yace desde hace más de seis décadas, el esqueleto de un Chevrolet Corvair, uno de tres vehículos que intentó atravesar este inhóspito lugar considerado el más temido del planeta
La Sociedad Amigos de Barquisimeto, fue constituida formalmente el 3 de junio de 1955, por un grupo de hombres con una visión futurista de la ciudad, entre ellos destacan el cronista y escritor don Raúl Azparren, monseñor Críspulo Benítez Fontúrvel, arzobispo de la Diócesis de Barquisimeto, Virgilio Torrealba Silva, José R. Mendoza, el doctor Méndez Llamozas, Juancho Alvarado, Francisco Cañizales Verde, Eduardo Loet y Carlos Hernández Bernal, cónsul de Colombia en Barquisimeto.
José Antonio Páez es el venezolano con mayor y más extendida influencia en el siglo XIX. Desde sus inicios militares en el escuadrón de Manuel Antonio Pulido en 1810, pasando por la épica Batalla de Carabobo donde el triunfo de su ejército fue inminente, hasta su participación estelar al frente del bando conservador en la Guerra Federal.