Ahorita el Morere es una cloaca pestilente, pero hasta las primeras décadas del siglo 20 era el rio benefactor de la ciudad y limite de lo urbano y los caminos indescifrables de la Otra
banda que comunicaban a Carora con los misterios de tierras próximas pero que las inclemencias del clima y la tortuosidad del paisaje hacían lejanas.