La Biblia nos habla de dos mujeres viudas dieron lo último que les quedaba para vivir: la viuda de Sarepta en tiempos del Profeta Elías *(1 R 17, 10-16) *y la viuda pobre a quien Jesús observó dando limosna en el Templo de Jerusalén *(Mc 12, 38-44).
El curado por Jesús tenía sordera física. ¿Y nosotros? Nosotros también podemos tener sordera … sordera espiritual. Pero a nosotros el bautismo nos ha liberado de esa sordera. Y no sólo de la sordera, sino también de muchas otras cosas que nos impiden escuchar la voz de Dios y seguirlo a Él.
Después del milagro de la multiplicación de los panes y los peces, muchas personas tuvieron más interés en Jesús. Pero siempre requerían de un signo. ¡Cómo si no eran suficientes los milagros que iba realizando por todos lados!