Entre las cosas extraordinarias que dijo Sócrates recordamos el “Solo sé que no sé nada”, una declaración sorprendente de quien en su tiempo era considerado como el hombre más sabio de Atenas
Quienes miraron con interés el campeonato Mundial de Fútbol en Rusia vieron muchas cosas, principalmente la habilidad e inteligencia atlética de los jugadores y el saber trabajar en conjunto, pero hay más: el respeto a un árbitro que, sobre la marcha del juego, decide que estuvo bien y que no.
Nunca he escuchado su voz aunque tiene años en la política, desde que fue –creo- directora de educación o algo así, de uno de los gobiernos estatales. Tampoco se la escuché cuando era candidata a la alcaldía de Palavecino y nunca me enteré de cuáles eran sus propuestas o su visión básica de lo que había que hacer en el municipio. Ni supe si dijo algo cuando tomó el cargo y tampoco desde entonces.
Ocurrió lo que se preveía que iba a ocurrir: Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia de México y de inmediato por las redes se arreció la campaña de pesimismo radical, apocalíptico, anunciando que ya México se volvió un país comunista por culpa de tantos ignorantes que apoyaron a AMLO.