Es el nombre del libro que recoje la correspondencia cruzada entre Don Cecilio Zubillaga Perera y el Maestro universal de la guitarra, Alirio Díaz Leal. Una relación iniciada al llegar el adolescente Alirio a la casa de habitación del conductor de juventudes, Don Chío. El joven le comunica que quiere estudiar filosofía, pero al oir al joven candelariense ejecutar de oído el cuatro y la guitarra, le persuade cambiar de orientación a sus inclinaciones. Es por ello que lo envía a Trujillo a estudiar solfeo y composición con el Maestro Laudelino Mejías. Allí permanece por poco tiempo, para luego marchar a Caracas a continuar su formación con el Maestro Vicente Emilio Sojo y Raúl Borges. Luego, en 1950, viaja a Madrid, donde se hace discípulo destacado de Regino Sainz de La Maza.
-“Profesor tengo como un gusanito en la cabeza… que me muerde y remuerde”. Era un niño y le expliqué que todos tenemos la conciencia, que es como un termómetro con el que cada uno siente a su manera si se ha portado bien o se ha portado mal.
Ocurre algo parecido como cuando algo funciona mal en el cuerpo. Nos duele. Es como un aviso para que prestemos atención a aquella circunstancia ocurrida, pensada o dicha, dentro o fuera de nosotros. Le puse un ejemplo muy reciente que me había ocurrido.
Está comprobado históricamente, y cada día se pone más de manifiesto, que todo dictador pide a sus sigüíes que le rindan culto a su personalidad. Parece que es esa la característica que los hace más semejantes. Bastan algunas indignas muestras: Stalin (Unión Soviética), Hitler (Alemania), Musolini (Italia), Fidel Castro (Cuba), Juan Vicente Gómez (Venezuela) y Kim Jong-Il (Korea del Norte). Media docena de degenerados que sometieron cruelmente a sus pueblos.
Sin tregua
Fastidian las peroratas del candidato del pasado sobre la “Venezuela potencia y soberana”, pero en el año que corre, el 14 de la “revolución”, importamos aluminio, bauxita, cabillas, tubos para la empresa del petróleo, productos todos que por muchos años producíamos con eficiencia en el Estado Bolívar para cubrir las necesidades del mercado nacional e incluso para exportar. ¿Cuál potencia? ¿Cuál soberanía? Ahora somos más dependientes de la producción capitalista de EEUU, Europa, China, Brasil y paremos de contar.