Con lo que informábamos en la crónica de la semana pasada, suponemos más que suficiente para entender que la luz que ilumina en torno al disco solar, no alcanza más allá de un área extensa, pero no total para propagarse por todo el sistema. La distancia cubierta por la luz solar puede alcanzar varios miles de kilómetros. Pero no va más allá como para cubrir la distancia que separa al Sol de la Tierra.
Mucho antes de la Lingüística General de Ferdinand de Saussure, la gente en nuestros pueblos, allá por la época de mi niñez, daba a las palabras la interpretación de sentido; es decir, como la palabra se refiere siempre a una cosa real o a una cosa real en la palabra, esa referencia de sentido siempre se refería a él. Los niños de entonces aprendíamos por la relación social el sentido como referente. ¡Las palabras tiene su sentido! A ese discurso del habla de entonces es lo que hoy he dado en llamar “primer discurso,” pues se trata del habla de una lengua cuyo aprendizaje no era formal. Se aprendía lo que se oía; la lengua de los educadores no parecía tampoco muy formal. Era una lengua que se aprendía por el habla tácita del hablante.
Así como la energía en lo físico acompaña el esfuerzo humano en el logro de resultados, la energía espiritual también produce resultados intelectuales y artísticos.
Las estrellas mantienen inflado el globo del Universo. El Universo es un inmenso globo. Todos los cuerpos físicos están dentro de él. Los cuerpos físicos, igualmente son globulares como el Universo. No es por capricho entonces que podemos tomar como referencia cualquiera estrella o planeta para proponer que el Universo es un globo.
El Universo es granular. No hay continuidad en los elementos atómicos que lo forman. Es, pues, como se dice: “polvo..”sin duda, gracias a la tabla de Mendeleev, conocemos el nombre y el número de esos gránulos de polvo. Pero a pesar de ese polvo granular dispersante de los elementos, el Universo no se rompe, no se desgarra.