Mi artículo anterior, “Libertad del corazón”, tuvo en un par de personas una cálida acogida y en otra, un “no sé qué queda balbuciendo”. Ese alguien pensó, en un primer momento, que podía estar dedicado a él, pero se dio cuenta de que no era ni el “gran amigo escritor” ni el “gran poeta”. Le contesté con dos refranes: el que se pica es porque ají come… el que se pandea es porque está matao. Y le agregué: pero tú no perteneces a este grupo sino al de los reculados.
Hace unos días, se me acercó un señor de nombre Nicolás, oriundo de Cuba, radicado en nuestro país hace años y me dijo: “profesor, puede escribir un artículo que le haga una pregunta a los delincuentes ¿Por qué matan al que produce?
Nos pareció que podíamos combinar su inquietud con el tema de hoy; ya que el razonamiento del amigo es: Si matan al emprendedor, al industrial, empresario, acaudalado, entonces ¿Quién va generar recursos para el país? Suena feo, pero, hasta los delincuentes pierden.
La expresión “Matando la vaca que nos da la leche”; es similar, cuando decimos: “Matando al ovejo que nos da la lana”; muy usadas por algunos padres cuando sienten que sus hijos los están “matando” de preocupación, sufrimiento, mientras ellos, los progenitores, están llevando el alimento a casa.