Acaso hará un mes desde que nos enteramos de que dos supuestos familiares de Cilia Flores fueron detenidos por la DEA, en Haití, por traficar drogas hacia USA. Este vergonzoso hecho cayó como un misil en el corazón de la macilenta revolución cabellomadurista, tanto que ni sus más rastreriles ganapanes han querido tratar públicamente el tema.
“He pasado por las puertas de la estancia y una historia me contaron las acacias…” (Canción)
Bendita sea la lira que al evocar tu nombre troquela al recordarte estrofas y versos que llenan el alma de calor y de ese amor que no se cansa de florecer ni de extrañar aquel tiempo en el que el perfume de las ceibas y los naranjos en flor,colmaban el predio familiar de deleites y ricuras. He vuelto al sendero aquel en el que engarzada a los pinos dejé la promesa de nunca olvidar el terruño ni de vista perderlo.
En la recta final de esta campaña electoral bañada por la brisa refrescante del cambio, ando presentando mi nuevo libro Contra la corriente, una aproximación a la alternativa civilista al personalismo y el militarismo, esos dos males que junto a la arbitrariedad y la impaciencia, tanto daño han hecho en Venezuela. Daño en pobreza y en atraso.