Ella está allí. Cuando las luces se prenden se muestra con el esplendor que sólo una madre desde su bondad puede tener. También está él, su cuerpo yace ahí. Es el espacio en el convento de Capuchinos (Sevilla) dónde está la cripta de Fray Isidoro, el franciscano que se imaginó a la Virgen María vestida de Divina Pastora y que convirtió en advocación la sencillez de un cayado y un rebaño que se deja guiar con fe y devoción.
En el altar mayor, allí estaba ubicada la réplica de la Divina Pastora en Ronda de Capuchinos. Es la octava misa que se celebra en la ciudad de Sevilla, la cuna de esta advocación mariana. Este año se dejó de hacer el emotivo recorrido. Sin embargo, entre cánticos y plegarias los venezolanos radicados en la capital hispalense, pudieron acercarse a la figura de nuestra madre espiritual.