El sociólogo Carlos Meléndez y director del Observatorio de Universidades señaló durante el Tercer Encuentro Virtual «Perspectiva País: ¿Qué esperar del 2022?» organizado por Medianálisis, que en este año que recién se inicia la sociedad en general tiene la batuta de generar cambios e impactos que retomen el camino democrático y una no muy lejana recuperación, aunque a su juicio, en nuestro país el deterioro social no se solucionará en un corto plazo.
Durante su análisis, Meléndez abarcó las características y secuelas que ha generado la crisis general del país, pero también hizo énfasis que el año en curso la sociedad en general tiene la batuta de generar cambios e impactos que retomen el camino democrático y una no muy lejana recuperación.
Al hacer referencia sobre el deterioro social provocado por la emergencia humanitaria compleja, Meléndez citó indicadores económicos y de violencias para establecer una brecha que enmarca el tiempo de recuperación que tendrá la nación.
Expuso el ponente, que los indicadores de hiperinflación con el que cerró Venezuela en 2021 fueron superiores a 600% y lo comparó con el balance de Colombia que fue de 5,62%.
«Esto demuestra el gran problema que hay», dijo a la vez que puso como ejemplo la tasa de muertes violentas en 2018 que fue de 80 decesos por cada 100 mil habitantes y en 2021 fue de 44 por cada 100 mil “lo que nos hace ser, junto a Honduras, el país más violento de la región”, manifestó.
«Con el estado de vulnerabilidad y de inseguridad que existe en Venezuela, lamentablemente, no va a ser imposible transformarlo con el equilibrio de estos indicadores. La estructura como sociedad en el país es muy desigual… Se pueden tomar referencias de otras ciudades para mejorar eso, pero las voluntades políticas son necesarias e importantes, de tal manera que no existe una posibilidad de decir que en 5 años o en 4 años vamos a solucionar el deterioro social. Mientras más rápido comencemos, más rápido será”, expresó Meléndez.
En lo referente al deterioro social, Carlos Meléndez explicó que el venezolano está experimentando una consecuencia grave debido a la crisis prolongada y esa una preocupación que como sociedad “se debe atender de forma inmediata. «La idea de bienestar, ascenso social o calidad de vida está totalmente desconfigurado de cómo es en los países desarrollados y los que tienen emergencia humanitaria completa».
A juicio del ponente «la institución del desarrollo se nos desapareció. No pensamos en el desarrollo, sino que pensamos en la sobrevivencia. El ascenso social, que lo logramos con el trabajo y con la educación, ha perdido fuerza o no existe y esa es la preocupación como sociedad que debemos atender para retomar el vivir bien”.
Aunado a esa situación tan compleja y una crisis multidimensional, el especialista evaluó el papel de la comunidad internacional y fue enfático al decir que el apoyo exterior es “la solución para salvar vidas”.
Señaló, que tanto la comunidad internacional como las organizaciones humanitarias saben que en Venezuela preexiste una importante población que necesita de su ayuda para ser salvada, para no morir y es ahí donde radica la importancia de ellos como veedores internacionales».
Dijo, que esas instituciones también deben entender, por responsabilidad, que la democracia venezolana necesita de su apoyo para hacer valer los derechos humanos, que luchan por la institucionalidad. «El papel de los gobiernos del mundo es buscar y promover ayuda de la manera más acorde para la sociedad venezolano que es la que en este momento importa».
A profundizar sobre esta crisis, el sociólogo aclaró que “en Venezuela el hambre no ha desaparecido” y precisó que la nación no se detendrá la pobreza extrema porque “la estructura social que hay actualmente es muy radical y muy extrema. No hay políticas públicas para poder salir de las condiciones en las que estamos. Nos encontramos en un año difícil para las organizaciones que apoyan con la ayuda humanitaria y hay dificultades para quienes reciben ese apoyo”.