Que emoción tan grande fue sentirte cerca. ¡Allí estábamos madre!, esperándote entre cantos, alegrías, alabanzas, devoción, misericordia y dulzura.
Tú, ¡Madre de Dios y Madre Nuestra! que este 14 de enero recorriste 108 kilómetros para hacerles saber a tu hijos que eres intercesora divina ante nuestro padre celestial.
¡Pastora de las Almas! bendice cada hogar del estado Lara. Consuela a los que se encuentran confundidos, caídos, desanimados y desesperanzados. Conforta a quienes lloran la pérdida de sus seres queridos. Aliméntalos siempre con tu presencia.
Hoy, mientras contemplábamos tu esencia pura y maternal, nos hiciste recordar aquellos jóvenes venezolanos que han tenido que caminar hacia tierras desconocidas. Bendícelos y no permitas que su fe se quebrante en medio de toda prueba.
¡Divina Pastora! implora al padre de misericordia para que esta dura prueba termine y que pronto volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz.
Ese regocijo que pudiste palpar durante tu recorrido, es el que queremos que esté sembrado en cada uno de los venezolanos. Muéstranos siempre con amor a Jesús como fruto bendito de su vientre.
¡Divina Pastora, reina y madre de la familia!