Casi 8.000 personas fueron detenidas por la policía en protestas que derivaron en violencia la semana pasada, según dijeron este lunes las autoridades de Kazajistán. Los choques fueron los peores registrados en la nación exsoviética desde que se independizó hace 30 años.
Un total de 7.939 personas fueron detenidas en todo el país, según el Ministerio kazajo del interior. El Comité Nacional de Seguridad, la agencia antiterrorista y de contrainteligencia de Kazajistán, describió este lunes la situación en el país como “estabilizada y bajo control”.
Las autoridades han declarado este lunes como un día de luto por las docenas de víctimas de la violencia. El Ministerio de Salud del país informó el domingo de 164 fallecidos, incluidos tres niños, en los choques sin precedentes.
Las manifestaciones comenzaron el 2 de enero después de que los precios de un tipo de combustible para vehículos casi se multiplicaran por dos, y se expandieron con rapidez por todo el país, en un aparente reflejo de un descontento más general con el gobierno autoritario.
El gobierno hizo una concesión y anunció que limitaría durante 180 días el combustible para vehículos, así como una moratoria a las subidas de tarifas de suministros. Conforme crecían las protestas, el gabinete ministerial renunció y el presidente, Kassym-Jomart Tokayev, sustituyó a Nursultan Nazarbayev, que lideró el país durante años, como responsable del Consejo de Seguridad Nacional.
Uno de los principales lemas de las protestas de la semana pasada, “Fuera el viejo”, aludía a Nazarbayev, que presidió el país desde su independencia hasta que renunció al cargo en 2019 y nombró a Tokayev como su sucesor. Nazarbayev seguía teniendo un poder considerable como líder del Consejo Nacional de Seguridad.
Pese a las concesiones de las autoridades, la violencia de las protestas se extremó durante varias días, con edificios oficiales incendiados y decenas de muertos. En Almaty, la ciudad más grande de Kazajistán, los inconformes allanaron y tomaron brevemente el aeropuerto. Durante días, en las calles de ciudad se oían disparos esporádicos.
Las autoridades declararon el estado de emergencia por los disturbios y Tokayev pidió ayuda de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva, una alianza militar de seis estados exsoviéticos liderada por Rusia. El grupo autorizó el despliegue de 2.500 tropas, la mayoría rusas, como fuerzas de paz.
Tokayev ha afirmado que las protestas fueron instigadas por “terroristas” con apoyo en el extranjero, aunque no hay líderes claros ni organizaciones evidentes detrás de las marchas. El viernes ordenó a la policía y el Ejército que disparasen a matar a los “terroristas” implicados en la violencia.
En un comunicado el lunes por la mañana, el Ministerio kazajo de Exteriores dijo que las manifestaciones pacíficas en todo el país “fueron secuestradas por grupos terroristas, extremistas y criminales”.
“Según datos preliminares, entre los atacantes hay personas con experiencia militar en zonas de combate en las filas de grupos islamistas radicales. Las agencias de seguridad y las fuerzas armadas de Kazajistán están combatiendo ahora con terroristas, no ‘manifestantes pacíficos’ como dijeron erróneamente algunos medios extranjeros”, indicó el comunicado.
El Comité Nacional de Seguridad dijo el lunes que se habían “neutralizado” los “focos de amenazas terroristas” en el país.