Han transcurrido casi 60 años desde que el régimen nacionalista de Gamal Abdel Nasser ordena el ahorcamiento por traición de Sayyid Qutb, un docente, poeta y escritor egipcio al que se le considera padre del fundamentalismo islámico moderno. Se le tiene como mártir del Islam. Desde que fueron derribadas las Torres Gemelas de New York en 2001, el nombre de este filósofo de la Yihad o Guerra Santa islámica resuena desde Marruecos a Malasia, desde Chechenia hasta Nigeria, entre la juventud y el pueblo en general. No así en el Occidente cristiano donde su profundo y original pensamiento ha sido ignorado o tergiversado. En el cadalso no pudo sospechar Qutb que sus libros e ideas iban a ser tan populares entre los jóvenes en el mundo islámico, una especie de “anarco-Islam.”.
Su vida tiene dos grandes momentos, el primero en que se distingue como escritor, educador, novelista, y crítico literario secular occidentalizado (recordemos que Egipto estaba bajo dominio británico). El segundo, cuando en 1948 fue becado por el gobierno para hacer estudios de educación en los Estados Unidos, de donde regresa horrorizado por el materialismo, la banalidad y el libertinaje de esa sociedad. Se convierte en un lector del Corán en una búsqueda angustiosa de salvación del Islam de la podredumbre occidental y cristiana.
Primeros años
Qutb era de orígenes humildes y había nacido en una pequeña aldea del norte de Egipto llamada Musha en 1906. Se crió en una casa de paredes de barro. Ya en la adolescencia había leído y memorizado precozmente los textos coránicos y daba conferencias religiosas a sus paisanos. Se enfrentó a los imanes y a su tipo tradicional de educación. Recibió una educación de tipo británico en El Cairo. Tenía su propia biblioteca y trabajó en el Ministerio de Educación egipcio, se ganó las iras del rey Farouk por sus críticas a su dispendioso e inmoderado modo de vida. Era introvertido, de complexión enfermiza, jamás tomó alcohol, nunca contrajo matrimonio.
Viaje a los Estados Unidos
Admiraba la cultura de Occidente, la música de Mozart y Beethoven, leyó a Darwin y Einstein. Pero nomás regresa a Egipto escribe La América que he visto, donde hace una durísima critica al American way of life de entonces: el individualismo enfermizo, su falta de espiritualidad ahogada en su materialismo, la superficialidad de las conversaciones y amistades, el primitivismo en el gusto artístico que ve en el jazz, “música de salvajes, ruidosa e infernal”, la comida asquerosa (“le ponen sal a las manzanas”), la discriminación racial (no lo dejan entrar a los cines por confundirlo con afroamericao), el libertinaje sexual (anterior a la píldora anticonceptiva), el odioso espectáculo boxístico y del violento futbol americano, “un juego de nombre estúpido, pues no se juega con el pie”, en los funerales la gente se ríe y hace chistes, el apoyo estadounidense al sionismo y al estado de Israel recién fundado en 1948, la mezcla animal de los géneros masculino y femenino, que observa aun en las iglesias, el divorcio matrimonial, una sociedad en que solo hay lugar para los fuertes. No tienen sensibilidad ni refinamiento.
Veamos lo que dice horrorizado Qutb de las mujeres estadounidenses de entonces: “la chica americana conoce bien la capacidad seductora de su cuerpo. Sabe que está en el rostro, en los ojos expresivos y en los labios sedientos. Sabe que la seducción radica en los senos redondos, las nalgas llenas y en los muslos bien formados, piernas elegantes, y muestra todo esto y no lo esconde.”
Esta experiencia estadounidense fue para él un ajuste fino y muy hondo de su identidad islámica. Él mismo nos dice en su viaje en barco donde una prostituta ebria intenta seducirle: «¿Debería viajar a Estados Unidos y volverme frágil y ordinario, como aquellos que se satisfacen con la charla ociosa y el sueño? ¿O debería distinguirme por los valores y el espíritu? ¿Hay algo más que el Islam que ¿Debería ser firme en su carácter y aferrarme a sus instrucciones, en esta vida en medio del caos desviado, y los infinitos medios de satisfacer deseos animales, placeres y pecados horribles? Quería ser el último hombre».
El regreso a Egipto
A su regreso a Egipto en 1951 es otra persona, se hunde en la hermenéutica radical de los textos coránicos y se incorpora a la organización de los Hermanos Musulmanes de Hassan al-Banna que se formaba por esos años. En 1952 el rey prooccidental Farouk fue derrocado por la oficialidad joven egipcia liderada por Nasser. Los Hermanos Musulmanes apoyaron decididamente a este gobierno nacionalista al que veían como una posibilidad cierta de establecer un gobierno islámico en Egipto basado en la sharía o ley islamica. Estaban equivocados. Los militares que tomaron el poder tenían una visión laica del mundo y más les interesaban los problemas panárabes, el no alineamiento, el socialismo o el asunto del Canal de Suez, que los preceptos morales del Corán. El choque no se hizo esperar y los Hermanos Musulmanes atentaron contra la vida de Nasser y fueron a dar a la cárcel. Caso análogo al Gramsci detenido en las cárceles fascistas italianas, Qutb escribirá lo más hondo y profundo de su pensamiento en las prisiones del nasserismo. Allí escribirá A la sombra del Corán, su obra más destacada y leída en el mundo musulmán y que se presenta en 30 tomos. Es una obra gigantesca que ha sido calificada en occidente de “apocalíptica y paranoide.” Qutb no es superficial. Qutb es profundo. In the Shade of the Qur’an es, a su manera, una obra maestra, una enorme crítica teológica de la vida moderna, y no sólo en Egipto.
Una feroz crítica a Occidente
Es tal obra una crítica al arrogante racionalismo de occidente, que ha creado una civilización tecnocrática y muy distante del espiritualismo, una herencia de los griegos de la Antigüedad. Por ello es infeliz y acude a sucedáneos como el alcohol y las drogas, así como a filosofías perniciosas como el existencialismo. El cristianismo en occidente sufre de una esquizofrenia, agrega Qutb, porque da al César y a Dios, una separación de lo material de lo espiritual inaceptable y dañina. El Renacimiento europeo inicia una separación de Iglesia y Estado que todo islamista debe rechazar por nociva y contraproducente para la sociedad. Esta separación ha resultado muy dañina moralmente para los Estados Unidos, una nación “maravillosa pero llena de estúpidos que se han dedicado a inventar máquinas y vivir una vida lujuriosa y materialista.”
Ataca al gran enemigo del Islam que, según su opinión, es el sionismo y los judíos. Son los judíos responsables de doctrinas ateas y materialistas como la de Karl Marx, y de otra perversidad tan extrema, la sexual, creada por Seguismund Freud y su inmundo psicoanálisis. A todo ello agregará que la usura de los hebreos intenta poner financieramente de rodillas al mundo. Pareciera que Qutb glosó Los protocolos de los sabios de Sión.
Condenado a la horca
Sayyin Qutb y un grupo de Hermanos Musulmanes serán condenados a morir ahorcados tras intentar un golpe de estado, sentencia ejecutada el 29 de agosto de 1966, lo que no ha significado el exterminio de sus ideas y prácticas. Por el contrario, los grupos fundamentalistas del presente lo tienen como su inspiración: el asesinato del presidente egipcio Sadat, Osama bin Laden, Ayman Al-Zawahiri y al Qaeda, el Estado Islámico ISIS, el movimiento Sahwa, Hezbolá, Hamás palestino, Boko Haran en Nigeria, Chad, Camerún, Níger, los talibanes de Afganistán. En su patria de nacimiento, Egipto, fue derrocado en 2013 el régimen del presidente Mursi y declarados terroristas los Hermanos Musulmanes por él liderados. En el Irán de los ayatolas se leen sus libros traducidos por Jamenei, uno de los líderes supremos de la República Islámica.
Expansión del Islam
Es el Islam la religión que más rápidamente crece en el mundo y tiene vocación universalista, se espera que para finales de siglo XXI supere al cristianismo como la confesión con más fieles del planeta. Según cifras del Centro Pew, el número de musulmanes crecerá en 73% en el conjunto del planeta, mientras la población general lo hará en 35%. Los seguidores de Alá y su profeta Mahoma asciende en la actualidad a la significativa cantidad de 1.900 millones, si su crecimiento es del 73%, ello dará como resultado la asombrosa de cifra de 3.400 millones de musulmanes en el planeta en el año 2100. Desde sus orígenes con Mahoma ha sido el Islam una religión expansionista, y es muy posible que en las décadas venideras siga con esta tendencia que es parte constitutiva de su ser. Oprimida por Occidente, esta inmensa masa humana ve en la Yihad o guerra santa su defensa, y allí estará el fundamentalismo en primera línea y a Sayyin Qutb entre sus ideólogos principales.
Luis Eduardo Cortés Riera