Migrantes venezolanos recogen prendas y calzados en el “basural de ropa” del desierto de Atacama, en Chile. Con temperaturas extremas de calor en el día y de frío en la noche, las personas intentan cruzar la frontera para llegar a ese país. Algunos incluso se han establecido en campos de refugiados irregulares en condiciones muy precarias.
Hay por lo menos 100.000 toneladas de ropa, de todas las marcas internacionales, muchas de ellas con etiquetas y nunca fueron usadas, señaló el periodista Jason Mayne en un reportaje para El Trece, un canal de noticias de Buenos Aires, en Argentina.
El lugar está ubicado a 25 kilómetros de Iquique, en el norte chileno, donde no se pagan impuestos por los productos importados. A esa ciudad portuaria también llegan migrantes venezolanos que, en su mayoría, viven en las calles y duermen en carpas cerca de la costa.
Cuatro de ellos, dos parejas, se acercaron al «basural» y aseguraron que llegaron a Chile caminando durante un mes. Hurgaron para encontrar abrigo, medias y calzado. En la búsqueda, bromeaban entre ellos: “Mira, con esta soy Daddy Yankee”.
Muchos salen de su país en condiciones precarias. Explicaron que agarran las prendas para usar y no para vender. “Estamos en Traki (una popular cadena de tiendas)”, expresó uno de los migrantes. Los cuatro jóvenes se retiraron del vertedero con tres bolsas llenas de ropa.
Mayne indicó que para hacer una franela se necesitan 2.700 litros de agua, que es lo que consume una persona en 2 años y medio.