El Grupo Democracia y Libertad considera que las condiciones de vida de la población venezolana son tan graves, que se hace indetenible la crisis de refugiados y, por tanto, se están ocasionando problemas en los países receptores, que no tienen suficiente capacidad para atender el gran número de personas que a diario les están llegando.
El profesor Pedro Pablo Alcántara, coordinador de esa organización, en declaraciones a los medios manifestó que esta situación comenzó en el 2002 con el despido de trabajadores petroleros, muchos de los cuales se fueron a Colombia. Después con las expropiaciones, miles de personas salieron del país.
Pero, la estampida se comenzó a desarrollar en el 2015 cuando salieron, según registros de los países a donde llegaron, 697 mil 562 venezolanos en busca de mejores condiciones de vida.
Ese número, prácticamente, se ha multiplicado por diez, ya que las cifras que se han podido obtener hasta fines del mes pasado, 6 millones 38 mil 937 venezolanos se encuentran fuera de nuestro territorio como refugiados o migrantes, de los cuales casi 5 millones están en Latinoamérica.
Pero, hay un número no precisado de los que se encuentran totalmente ilegales y se tiene conocimiento que aproximadamente un mil personas cruzan diariamente las trochas hacia Colombia, para quedarse en ese país o seguir hacia otros destinos.
Democracia y Libertad muestra su preocupación, declaró Alcántara, porque entre los que salen del país se encuentran menores de edad, especialmente niños, que van a pasar dificultades y no tienen protección sanitaria.
Colombia, por ejemplo, tiene un estatuto temporal para los migrantes, pero no así los demás países latinoamericanos, lo cual agrava los problemas de quienes se han ido porque ya no soportan los sufrimientos en los sitios donde habitan, máxime cuando no hay trabajo y los salarios son miserables, que ni siquiera alcanzan para comer un día.
No es de dudar que al régimen le interese que cada día se vayan más venezolanos, ya que por una parte aleja la protesta de quienes se sienten insatisfechos por la crisis de Venezuela y, por la otra, porque las remesas permiten que los familiares de quienes se han marchado sean un paliativo ante la situación.
Pero, al mismo tiempo, se está creando un problema a los niños que han sido dejados al cuidado de abuelos, tíos y otros familiares, ya que se les están produciendo traumas psicológicos, difíciles de superar. Es una situación sumamente complicada, delicada y difícil de resolver.