#OPINIÓN Visión de Frente: Escuchemos al río #2Dic

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Apreciado Tocayo y respetado amigo Jorge Rosell, hago uso solitario de este espacio de opinión que juntos construimos bajo el generoso techo de este periódico, para hacerle llegar unas reflexiones sobre la decisión que usted tomó y yo subscribí de darnos un descanso en la dura fatiga de Sísifos a quienes esta vez la roca arrolló en su caída, dejándonos adoloridos y patulecos.

El problema que tenemos es cuando retomar el camino de la palabra como instrumento de lucha porque corremos el riesgo que la tregua se nos convierta en modorra y letargo fatídico. A este respecto revisé los mensajes que le enviaron y usted compartió conmigo animándonos a proseguir, los uní a los que yo también recibí para preguntarme como retomar la senda sin necesidad de bregar con la piedra porfiada que reiteradamente nos hace victimas de su costumbre de machucar esperanzas.

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La solución que encontré es no cargar mas el peso muerto de hacer las mismas cosas que producen los mismos resultados y eso obliga a no subir más por la pendiente resbalosa de lo inmediato y buscar un camino, aunque sea más largo, pero que tenga como recompensa un destino cierto y compartido por todos. Es verdad apreciado tocayo que las elecciones son la única salida pacífica para salir del drama nacional que nos contiene, pero hemos asumido en colectivo que las elecciones son un instrumento mágico para sanar las heridas mortales que actualmente padece nuestra sociedad, mutilada en sus derechos básicos y fracturada cervicalmente en su modelo de producción económica. Claro que tenemos que insistir en elecciones libres y transparentes, pero también debemos de inmediato y con urgencia abocarnos a la tarea de recuperar, dentro de las posibilidades actuales, la legalidad que reposa en una Constitución aun vigente y reactivar los restos del aparato productivo nacional que ha logrado sobrevivir a las arremetidas de poda contra la modernidad del mundo occidental de la cual éramos parte.

Entonces le propongo que reiniciemos marcha con un equipaje más ligero en cuanto a compromisos operativos, dentro de los cuales nos involucramos como disciplinados militantes de la unidad democrática, con todo y ser independientes, reiniciemos marcha ,repito, como exploradores de vanguardia con nuevos proyectos e ideas relacionados con la necesidad de restaurar a plenitud entre nosotros lo valores judeo cristianos que nos hicieron integrantes de la civilización occidental ,valores que ahora están bajo el yugo de fundamentalismos políticos, religiosos y económicos que nos han hundido en la oscuridad de la miseria colectiva.

Tenemos, tocayo, que encontrar un camino con destino cierto. Remacho esto porque una cita que hizo Carlos Fernández Gallardo de la novela Alicia en el País de las Maravillas, en un acto del Cantón Carora, me quedó zumbando en la cabeza:” Cualquier camino es bueno para quien no sabe adónde va”. Eso precisamente nos está pasando, victimas del desespero por salir de la crisis hemos tomado cualquier camino que nos dicte la inmediatez. Y el camino principal es reconstruir las bases morales, sociales y económicas del país, con nuevos instrumentos políticos que se forjen con lo propositivo y no tanto con la denuncia. Formar nuevos liderazgos que empujen hacia una sociedad productiva que sostenga a un Estado eficiente y cerrar capítulo de la intermediación entre un Pueblo pobre y un Gobierno rico, sencillamente porque no hay renta ni siquiera para pagar sueldos en la Administración Pública que permitan la subsistencia alimentaria.

Vamos querido Magistrado a escuchar al rio y aprender de su sabiduría igual que lo hizo Siddhartha mediante la inspiración que le dio Vasudeva, un amigo de su infancia. El Príncipe luego de mil peripecias por el mundo buscando la verdad encontró que su amigo la había descubierto sin moverse de la orilla del rio, escuchando sus aguas siempre nuevas. Y es que el rio como el pueblo, en su moverse sin palabras altisonantes siempre está hablando a quien tenga buenos oídos. Escuchemos al rio, escuchemos al pueblo, en las últimas elecciones habló claro y contundente, quiere un cambio, quiere restaurar los valores democráticos perdidos, hagámonos nosotros parte del caudal que empuja hacia objetivos sanadores. Tocayo rememos esta vez a favor de la corriente, pongamos velas a favor del viento, trabajemos y luchemos junto a la gente que quiere soluciones profundas.

Para este reto le extiendo mi mano y espero por la suya. Dios con nosotros.

Jorge Euclides Ramírez

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