Sin evidencias ajenas al testimonio de un sujeto que contradigan la versión de los hechos expuesta por él, esa persona, con la suficiente práctica, podría aprender a decir una mentira imposible de distinguir de la verdad por los medios convencionales de los que se valen los profesionales de la justicia penal. Ésta es la perturbadora conclusión a la que se ha llegado en un nuevo estudio psicológico.
Esta investigación ha mostrado que la habilidad de mentir es más maleable de lo que se pensaba, y que con cierto grado de asesoramiento y entrenamiento se puede perfeccionar notablemente el arte del engaño.
Una persona por regla general se demora más y comete más errores cuando miente que cuando dice la verdad, ya que mantiene en la mente dos respuestas contradictorias entre sí y reprime la respuesta verdadera. Esto lo dice el sentido común y también lo corroboran investigaciones anteriores. Teniendo en cuenta esto, los autores del presente estudio, de la Universidad del Noroeste en Chicago, Illinois, Estados Unidos, investigaron si es posible perfeccionar la habilidad de mentir para lograr decir mentiras de modo más automático y menos delatador.
Esta línea de investigación es de interés para el ámbito policial y el jurídico.
Los investigadores encontraron que el mero hecho de instruir debidamente en el arte de mentir redujo significativamente en los participantes sus tiempos de reacción asociados con respuestas falsas a las preguntas que se les hacían.
Los investigadores se valieron de un grupo de control (un grupo en el que a los participantes se les instó a decir con mayor rapidez sus mentiras y a procurar cometer menos errores, pero no se les dio tiempo para prepararlas) y un grupo en el cual los participantes recibieron entrenamiento sobre cómo decir más deprisa sus mentiras sin cometer fallos que de otro modo serían comunes, y se les dio tiempo para prepararlas. En el grupo que fue entrenado, desaparecieron por completo las diferencias detectables entre las respuestas falsas y las veraces.
Tal como destaca Xiaoqing Hu, del departamento de psicología de la Universidad del Noroeste y autor principal del estudio, los resultados de éste indican que la habilidad de mentir es más moldeable y perfeccionable mediante la práctica metódica que lo considerado posible antes de este estudio
Mentir sin que se note, ¿es más fácil de lo que se cree?
Hu y sus colegas se sorprendieron al ver que incluso sujetos a quienes no se les dio tiempo para preparar sus mentiras y sólo les pidió que trataran de decirlas con mayor rapidez y se esforzaran tanto como pudieran en cometer menos errores, lograron reducir notablemente el tiempo que tardaban en dar las respuestas falsas a las preguntas que se les hacía.
Para Hu y sus colegas, esto fue realmente inesperado, y denota que la gente puede ser muy hábil mintiendo si se emplea a fondo en ello. Si además sabe qué debe decir y cómo debe hacerlo para que resulte convincente, no es fácil detectar sus embustes. Hu cree que los resultados de esta investigación podrían ser un toque de alerta que ayude a mejorar la lucha contra el crimen.
«En la vida real, por lo general transcurre cierto tiempo entre el crimen y el interrogatorio», argumenta Hu. «La mayoría de la gente tendría tiempo para preparar y practicar sus mentiras antes del interrogatorio». Sin embargo, en las investigaciones anteriores sobre la habilidad de mentir normalmente se daba a los participantes muy poco tiempo para preparar sus mentiras.
El detector de mentiras, un método cuestionable pero a veces usado con cierto éxito para discernir entre verdades y embustes, se basa típicamente en respuestas fisiológicas. Por tanto, tal como razona Hu, en investigaciones futuras será conveniente analizar si un entrenamiento adicional podría generar cambios fisiológicos además de inducir cambios en la conducta como los observados en el actual estudio.
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