Toda contenta se incorporó en un trabajo que al cabo de pocos meses le borró la sonrisa del rostro y la alegría de la mente. Le anularon la voluntad. Sí, ella era feliz y ahora el miedo la embarga, porque el control a través del miedo es un arma del psicópata narcisista. La sobajaron y la entristecieron, la irrespetaron y la sometieron a tal punto que claudicó y vencida tuvo que firmar una renuncia injusta que le exigieron bajo amenazas. Ella era feliz. Le dijeron, aquí no tenemos ni certeza ni pruebas de lo que te acusan, pero nosotros somos los que mandamos y los únicos autorizados para hacer y ejercer corrupción. La torta la repartimos nosotros, nosotros ponemos la torta – le dijo una de las esclavas sexuales del psicópata a ella que era feliz -. Así lo ha programado nuestro Jefe psicópata narcisista, el que camina y sale disparado tal cual loco, como si tuviera prurito rectal, porque «Él es así y ni tu ni nadie lo cambiará, no ves su suficiencia, su don de mando, su personalidad avasalladora, es amigo de gente de poder e importancia». Algo así más o menos, otras influencias malignas rodearon el monólogo. U otras condiciones aplican…. Que espíritu tan vacío de esta esclava demoníaca.
Lo que sea para despistar. El caso de ella que era feliz es otro foco de distracción, para alejar las sospechas de los verdaderos delincuentes. Alejar los ojos escrutadores sobre el delincuente psicópata y de sus esclavas y esclavos sexuales. O salvar al novio de algún Jefe. Desacreditan a inocentes para endilgarse medallas que les den apariencias de moralidad, como el caso del militar que no logró su ascenso por corrupto y tiene el ardor del encabritamiento de que se estancó en su carrera sin mayores distinciones y que todo su curso sabe de su deshonor y de su pestilencia no profesional , que no obtuvo lo que iba a ser su próxima graduación porque él mismo se saboteó por criminal y fue descubierto y entonces se cobra ese fracaso personal victimizando a gente virtuosa y se ha convertido en un parásito criminal que exfolia y desprestigia a las instituciones. Pero en todo caso es elocuente este pensamiento de Ugo Foscolo « En tiempos de bárbaras naciones, colgaban de las cruces a los ladrones, ahora en tiempos de las luces del pecho de los ladrones cuelgan las cruces».
Se imagina un trabajo donde por envidia y por servir las directrices de un psicópata, un o una profesional persiga y fustigue a sus colegas. E imagina fuera de todo código de deontología, pero si dentro de técnicas oscuras de dominación como el gaslighting, convertirse en profesionales chismosos o chismosas, llenos de satanismos que para tapar sus propias excretas se las endosan a otros. «Persiguen sin mayores pruebas a quienes les imputan hacer lo que ellos en lo secreto hacen, pero que todos saben que lo hacen, así lo hagan furtivamente». Y se carcajean y con los rostros llenos de maldad a media jeta se les explota la satisfacción por dañar a otros, cuando perdonan y justifican a los que si hacen corrupción, a sus cómplices y los tienen empleados porque son los monos y las monas voladoras del psicópata. Los que le permiten al psicópata narcisista la criminalidad interna en la empresa. Son gente que se tiene a sí misma muy baja autoestima por ser lacayos del psicópata, los lame suelas. Y desde el bajo escondrijo de su inmoralidad y con una moral de bota ancha tienen el alma leprosa. Este es uno de los efectos del factor de riesgo psicosocial de tener como Jefe a un psicópata narcisista criminal. Lee en la web mi artículo «El psicópata en el trabajo, factor de riesgo psicosocial»
Punto y aparte hago un comentario ad libitum. Imagínense a unas personas que no asisten a clases pero que por tener ascendencia de alguna manera sobre los profesores, entonces les aparecen las asignaturas aprobadas con altas puntuaciones y esas son las que juzgan la moralidad y la ética de gente inocente en otros escenarios. Es como llamarse cristiano pero crucificar a los hermanos para mantener negocios sucios ocultos o enamoramientos adulterinos, que satisfagan sus propios vacíos y los del psicópata narcisista. Que putrefacción de almas, que ahora se sienten en su salsa, hasta que se quemen en la zarza ardiente del infierno. Engañan a la sociedad con títulos obtenidos fraudulentamente pero son analfabetas espirituales.
Tienen en la empresa a los trabajadores como sub-empleados maleables, idiotizados, que vean la corrupción pero que no se les ocurra denunciarla, y mucho menos denunciarla ante el propio Jefe porque esa denuncia será inocua para los delincuentes porque el Jefe de la empresa es el Capo di tutti capi, el mafioso mayor y la denuncia es letra muerta ante unos ojos ciegos y ante unos oídos sordos.
Ella era feliz, pero tuvo la desgracia de que en su camino se cruzó un psicópata narcisista quien junto a sus esclavas y esclavos sexuales apagaron su sonrisa. ¡Ella era feliz!
Para comprender un poco más esta exposición lee en la web mis artículos, el exterminio de una tribu y el oidor y sus intereses inconfesables.
Crisanto Gregorio León