Todo hace presumir que, en cuanto a producción agropecuaria, existe un completo despelote en materia de estadísticas; algunos funcionarios publican cifras, supuestamente, desfasadas e incongruentes; y diferentes dirigentes agrarios las declaran según su criterio, demostrando así sus intereses personalistas.
La destrucción de la producción agropecuaria del país es evidente e injustificable; acrecentando la inmensa deuda del Estado venezolano en cuanto a soberanía agroalimentaria se refiere y se anuncia que se mantiene como premisa la exportación de materias primas agrícolas.
No es fácil la recuperación de la caída de las exportaciones agropecuarias que alcanzan cifras desorbitantes cercanas al 100%. En café pasamos de ser el primer país exportador del mundo en cuanto a calidad y segundo en cuanto a cantidad a tener que importar, aproximadamente, el 94,2% del consumo interno, según cifras emanadas del sindicato de Café Venezuela, en rueda de prensa del 22 de enero de 2016 pero, algunos funcionarios anuncian que estamos en capacidad de exportar café (¿venezolano?), en cantidades que nunca han sido registradas estadísticamente, por instituciones creíbles como lo fue el “Fondo Nacional del Café, FONCAFÉ. Señalando que, incluso es la propuesta para el intercambio comercial internacional, con países con tradición histórica como productores de café, como lo son los países árabes.
En café la caída de las exportaciones ha sido del 100%; según publicaciones emanadas de la “Organización Internacional del Café, I.C.O. (Por sus siglas en inglés) y, la recuperación de la producción, en condiciones óptimas, no podría tardar menos de 4 años, por la fisiología de las plantas y, pregunto:
Después del éxodo de los caficultores como consecuencia del hambre y la miseria aplicada a través de los precios impuestos, unilateralmente, por el gobierno ¿Dónde se conseguirá la mano de obra necesaria para cultivar café, cuyas labores agrícolas se realizan manualmente?
Para el año 1999, según estadísticas del extinto FONCAFÉ, Venezuela exportó 27.600 toneladas de café, ocupábamos el lugar Nº 22, entre los 52 países exportadores, que cuantificaba la “Organización Internacional del Café, I.C.O.; la prensa nicaragüense ha publicado que Venezuela le ha comprado a su país, en una cosecha, casi $50.000.000; aproximadamente 300.000 q.q. de café.
Algunos funcionarios han expresado que en años anteriores se habían cosechado 345.000 q.q. de café, habiendo pasado el pico de las cosechas; por fisiología de las plantas y por necesidad de los caficultores. Ante las declaraciones del sindicato nacional de “Café Venezuela” podemos presumir que llegamos a producir, no más de, 100.000 quintales/año y calculando, estadísticamente, que el consumo nacional está por el orden de 1.300.000 q.q. pregunto: ¿Cuál café estamos exportando? ¿Triangulación? ¿A quién se beneficia?
¿Dónde están depositados los excedentes de café? Más aún ¿Dónde está la verdad? Venezuela, pasó a ser un país importador de café, desde países, donde sus autoridades se jactan de tenernos entre sus principales clientes, por volúmenes y precios. “Presumimos” que estamos pagando a los productores de esos países, lo que se le ha venido decomisando a nuestros caficultores a través de la imposición de un “supuesto” precio vil al productor, quien es exterminado por la miseria, el hambre, la desnutrición, y hasta por los suicidios; determinación que algunos eligen al no poder cancelar sus deudas.
No podemos olvidar que el Estado venezolano, es responsable, constitucionalmente, por los daños ocasionados, y que existe la sentencia del expediente 05-0367, del “Tribunal Supremo de Justicia” que reconoce el acuerdo de la “Junta Nacional del Café” que aprobó que, los precios del café a nivel de productor deberían ser indexados, según la inflación, los 15 de septiembre de cada año.
Las humildes familias caficultoras que quedan en el país, al igual que el resto de los productores agropecuarios, exigen que se restablezcan las condiciones mínimas necesarias (Insumos, combustibles, repuestos, vialidad, etc., pero, sobre todo “PRECIOS JUSTOS, para poder recuperar parte de la producción agroalimentaria que se tenía para el año 1998, y que abastecía el setenta por ciento de las necesidades del país.
Es tesis de la “Oficina de las Naciones Unidas para Alimentación y la Agricultura, F.A.O”.:
“La seguridad alimentaria de un país comienza cuando sus ciudadanos tienen ingresos suficientes para adquirir sus alimentos…”
Maximiliano Pérez Apóstol
