El ecosistema de Sarare pide una oportunidad (Fotos)

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Cientos de árboles son talados en todo el mundo, acabando con ecosistemas donde subsisten animales y plantas diversas. Para el año 2006, a través de una resolución ministerial, en Venezuela se estableció la veda total e indefinida de las especies forestales como caoba, samán, cedro, acapro, pardillo negro y saqui saqui, una medida que permitiría la conservación de estos árboles en todo el territorio nacional.

Sin embargo, la tala indiscriminada e ilegal continúa perjudicando las reservas naturales y áreas protegidas.
En Sarare, municipio Simón Planas del estado Lara, la vasta riqueza natural de estas tierras se ha visto amenazada por grupos organizados de personas quienes, aprovechando la oscuridad y soledad de la noche, entran a terrenos privados y áreas de protección ambiental para talar los árboles centenarios vedados por la ley, a fin de comercializarlos y sin tomar en cuenta el impacto ambiental que ello genera.

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Leandro Herrera, coordinador general de la Junta Ambientalista municipal Simón Planas, informó los daños ambientales que se están perpetrando en las parroquias de Sarare y Gustavo Vegas León.

“Lamentablemente han regresado los depredadores del ambiente con el saque indiscriminado de madera. En esta oportunidad están afectando la zona protectora del Río Sarare, en el área urbana, con la tala de dos cedros de aproximadamente 30 años que se encontraban dentro de los terrenos de la hacienda Palmira”.

El ilícito ambiental ya fue notificado a las autoridades, en especial al Ministerio del Ambiente, quienes acudieron al llamado de la comunidad para resguardar la zona.

Para que una de estas especies llegue a tener un tamaño óptimo para su desarrollo, son necesarios más de 30 años de cuidados, mientras en su vida natural, pueden alcanzar la edad de 600 años rindiendo frutos y contribuyendo al ambiente, siendo refugio de animales, manteniendo los ecosistemas en su temperatura óptima y alimentando los suelos.

Además, los constantes incendios forestales, generados por la quema de caña de azúcar, han ocasionado la deforestación de las riberas del río y la muerte de diversas especies forestales.

“En la actualidad vemos el grave deterioro del Río Sarare producto de la tala, incendios forestales y falta de conciencia de la misma comunidad quienes no prestan la mayor atención al ambiente y nuestra principal fuente de turismo. Lamentablemente la educación ambiental es prácticamente nula”.

Comercio ilegal

Tulio Gutiérrez, integrante del programa de control y vigilancia ambiental del Ministerio del Ambiente, acudió al lugar de la tala de dos cedros, ocurrida el pasado miércoles 30 de enero.

“Los árboles tenían un promedio de 0,5 metros de diámetro y 20 metros de altura aproximadamente.

Generalmente estas talas ilegales ocurren de noche, pero debemos trabajar en conjunto con la Guardia Nacional y las comunidades cercanas para que estén atentos a cualquier movimiento y denunciar estas acciones”.

Un metro de cedro es vendido en 10 mil bolívares fuertes, una suma que mantiene a los traficantes de madera en la búsqueda de frondosos árboles que talar.

La vigilancia es fundamental para que los demás cedros y árboles vedados entre ellos ceibas, no sean víctimas de la tala ilegal en estas áreas.

“La vegetación sirve de alojo a la fauna, genera frutos y protección para los suelos, además de aportar oxígeno y consumir el CO2, conformando un microclima. Al desaparecer los árboles se afecta la temperatura y se crea un desequilibrio en todo el ecosistema. Son especies que protegen el río en especial en zonas de bosques de galería.

Tenemos que cuidar el ambiente y lo poco que nos queda en este lugar”.

El cumplimiento de la Resolución 271, que veda las especies forestales, debe ser garantizado a través de los organismos competentes, principalmente el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente y la Guardia Nacional.

Cabe destacar que a pesar de la normativa vigente, en ocasiones se informa a través de los diferentes medios de comunicación el decomiso de material, generalmente en forma de trozas o de madera aserrada, perteneciente a las especies indicadas. Esto constituye una prueba de que los controles no funcionan en 100% de su capacidad.

Además, es necesario preguntarse si todo el material perteneciente a especies en veda y explotado ilegalmente es decomisado o si parte del mismo logra burlar los mecanismos de control.

Normalmente, cuando se hacen explotaciones ilegales se moviliza sólo el material leñoso y el conocimiento de las características anatómicas de la madera juega un papel fundamental en la puesta en práctica de la Resolución 217.

Aguas contaminadas

Otro de los problemas ambientales que padecen los habitantes de Simón Planas, es la contaminación de la Quebrada La Ronda, ubicada en la parroquia Gustavo Vegas León, en el asentamiento campesino Las Matas, desde el puente par vial Barquisimeto – Acarigua, hasta la hacienda San José.

En las cercanías del cauce de dicha quebrada se registran siete hectáreas de terreno que se utilizan en el cultivo de caña de azúcar, en los cuales se usa la vinaza como riego para el cultivo, producto que a su vez es empleado como fertilizante y se escurre hacia el drenaje natural de la quebrada contaminando sus aguas, violando el decreto número 883, mediante el cual se dictan normas para la clasificación y el control de la calidad de los cuerpos de agua y vertidos o efluentes líquidos.

“El canal tiene gran cantidad de vinaza producto de la falta de mantenimiento y la constante descarga afecta directamente al Río Sarare, en especial la fauna acuática”.

En un informe de la Dirección de Salud Ambiental y el Servicio de Ingeniería Sanitaria, se describe como en los análisis realizados al agua de la quebrada se encontraron colonias de cuenta total y aerobios mesófilos, fuera de las normas sanitarias, además hubo desarrollo de cloriformes totales y fecales.

Las enfermedades de origen hídrico se han mantenido como una de las principales entre la población de Simón Planas, debido a que el sistema de abastecimiento de aguas del municipio proviene de esta quebrada.

“Este es un grave daño al ambiente, con la constante descarga de vinaza en la quebrada que surte los acuíferos de la zona, afectando sobre todo al Pozo El Espejo, el cual por la intervención del hombre está desapareciendo”.

Ya el Ministerio del Ambiente está informado sobre esta situación, sin embargo la comunidad y entes conservacionistas esperan que se tomen cartas en el asunto, adecuando las empresas y haciendas aledañas a la normativa ambiental vigente.

Ecodatos

La explotación forestal en Venezuela, como en muchos países tropicales, se ha caracterizado por concentrar altos volúmenes de producción en un número reducido de especies a las cuales se les ha clasificado como de “alto valor comercial”.

Aun cuando se han incorporado un gran número de especies a las actividades de aprovechamiento forestal, el mayor volumen de producción se ha centrado en las llamadas especies tradicionales.

Hasta el año 1988, la producción maderera nacional se sustentó en esas especies y a partir de 1989 comienza a incorporarse al mercado maderero el material proveniente de las plantaciones del oriente del país con Pinus caribaea. De acuerdo a las estadísticas ofrecidas por el MARNR (2000), hoy Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, el aporte de las plantaciones de pino en la producción maderera nacional pasó de 5,97% en el año 1989 a 56,60 % en el año 2000. Esto significó un alivio en cuanto a la presión a la que venían siendo sometidas especies como el saqui saqui (Pachira quinata), cedro (Cedrela odorata), caoba (Swie-tenia macrophylla), mijao (Anacardium excelsum), entre otras.

Sin embargo, la explotación a la cual fueron sometidas algunas especies desde la década de los 50 del siglo XX hasta finales de ese siglo, llevó a situaciones de sobrexplotación y especies como caoba son consideradas como en peligro crítico, saqui saqui y cedro son incluidas en el grupo de especies vulnerables; mientras que el acapro y el acao las ubican dentro de la categoría de especies de menor riesgo, pero casi amenazadas.

Reforestación

Integrantes de la Junta Ambientalista municipal Simón Planas, se han dedicado a la tarea de trabajar en pro del medio ambiente y con el apoyo de diferentes instituciones públicas y privadas han logrado reforestar áreas que se creían perdidas.

Este es el caso del Paseo Ecológico Ingeniero Humberto Arispe, ubicado en plena autopista de Sarare, un proyecto desarrollado gracias al aporte de Destilerías Unidas, empresa que se ha encargado del mantenimiento y conservación de dichos espacios.

Un total de 325 especies de árboles fueron sembradas en el lugar, entre ellos jabillos, apamates, caro caro y araguaneyes.

La meta es trabajar unidos por el rescate de nuevas áreas en donde los árboles sean protegidos para el desarrollo de las generaciones futuras.

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