Observa la Federación de Trabajadores Sinicalizados de la Educación (Fetrasined) iniciar el año escolar 2021-2022 con la cantidad de problemas que, en este momento, existen en el ámbito educativo.
Su presidente, Felipe Hernández, declaró a Elimpulso.com, que el principal problema es de salud, ya que es un riesgo que haya clases presenciales cuando la mayoría de los educadores y los trabajadores, no están vacunados contra la COVID-19 que cada día se torna más peligrosa porque son feroces sus variantes.
En este sentido, el Estado no se ha preocupado por las medidas de bioseguridad en todos los planteles, donde tienen que ser suministrados los tapabocas en cantidades suficientes, al igual que alcohol, desinfectantes y los líquidos necesarios para la limpieza. Y no se ha precisado si para la fecha de inicio de actividades ya están todos vacunados.
El otro gran problema es el estado que presentan los planteles, los cuales deben ser reparados, en forma urgente, pues además del deterioro carecen de agua, electricidad y teléfonos. De no resolverse a la brevedad, es muy difícil que las clases presenciales se puedan dar.
Incluso, con el modelo del siete por siete como se llama la cuarentena flexible cuando es amplia y radical al ser reducida, se ve una dificultad muy grande: la movilización por la falta de transporte debido a la escasez de combustible, lo difícil que es conseguir el efectivo para pagar el pasaje y lo peor del todo es que en las unidades no hay distanciamiento social y los carros van taponados de pasajeros, lo que verdaderamente contradice la prevención contra la epidemia.
La situación no se ve fácil, porque la palabra definitiva tiene que provenir de los docentes, empleados administrativos, obreros, padres y representantes, y los alumnos.
“El anuncio oficial es realmente preocupante, tomando en cuenta las observaciones que estamos haciendo”, manifestó Hernández. “Ya el régimen nos tiene acostumbrados a la aplicación de políticas que no encajan con la realidad. No sabemos a quienes podrá convencer de que hay condiciones para empezar las clases presenciales cuando, precisamente, es todo lo contrario”.
“No sólo existen las dificultades que he mencionado, sino también hay un asunto que Maduro no ha tomado en cuenta, cómo es que los educadores están desanimados por los problemas del salario y los beneficios, ya que el dinero no alcanza ni siquiera para comer una persona, mucho menos para una familia”, refirió.
A pesar de que el 21 de julio firmamos un acta convenio que mejoró un poquito la vida mediante el salario, no ha resuelto el problema económico, porque la devaluación de la moneda sigue su devastador curso.
Explicó que se firmó dicho documento porque el contrato colectivo estaba vencido y no habían condiciones para presentar un nuevo proyecto y llevar a cabo la respectiva discusión.
Para ello había que tener la fuerza sindical activada para poder presionar y lograr las mejoras, pero se ha atravesado la pandemia que, prácticamente, ha paralizado el país.
Además, tenemos el problema de la diáspora, ya que dentro de los casi 7 millones de venezolanos que se han ido del país, hay cantidad de educadores que han preferido buscar sus mejorías fuera del territorio nacional.
Y de los que se han quedado, han ingresado a otros mercados laborales, incluyendo la buhonería, que les permite ganar algo más y en este momento, indudablemente, prefiere la actividad que están haciendo que volver a clases.
En la actualidad, a través del convenio suscrito, los educadores tienen ingresos promedios de 40 dólares mensuales, pero no son significativamente importantes para cubrir sus necesidades.
“De todos modos se deben resolver a la brevedad posible los problemas mencionados para ver si es posible iniciar el año escolar, aunque la situación es muy complicada en este instante”, comentó Hernández.