La post pandemia es una oportunidad para transformar el modelo de desarrollo y los sistemas agroalimentarios de América Latina y el Caribe, expresó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La salida de la crisis sanitaria, económica y social causada por la pandemia de la COVID-19 representa además la posibilidad de construir sistemas agroalimentarios resilientes ante futuros riesgos, agregan en un comunicado de prensa.
Esta afirmación se refleja en la novena edición del «informe Perspectivas de la Agricultura y del Desarrollo Rural en las Américas, una mirada hacia América Latina y el Caribe», elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
En el texto, explican que «la pandemia causó una reducción de 7% en el PIB regional en 2020 –la mayor caída de la actividad económica regional en 120 años– y la pobreza extrema alcanzó un nivel que no se había visto en la región en 20 años».
Por esta razón, en el documento «subrayan que las acciones transformadoras a largo plazo deben llevarse adelante junto al proceso de recuperación inmediata ante la crisis, para abordar, de forma simultánea, las problemáticas sanitarias, económicas y climáticas».
Rol de la agricultura como fuente de ingreso
Los organismos que elaboraron el documento también consideran importante reconocer el rol que cumple la agricultura como fuente de ingreso, empleos y alimentos para la región y el mundo. Agregan que, dado su carácter esencial, la producción de alimentos, junto a la salud, debe estar en la primera línea de prioridades de financiamiento e inversión en la fase de recuperación y transformación del período de post pandemia.
“La pandemia ha evidenciado la centralidad de los sistemas agroalimentarios para mantener los flujos de alimentos —globales, regionales y nacionales— desde nuestros campos hacia poblaciones confinadas por cuarentenas y restricciones a la movilidad. Ha hecho también evidentes nuestras vulnerabilidades,” manifestó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.
Según la publicación, el futuro de los sistemas agroalimentarios pasa por establecer una relación más armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza y corregir las múltiples desigualdades sociales, económicas y territoriales de la región.
También exhortan a acelerar la digitalización de la agricultura, algo que durante la post pandemia creen debe ser un tema prioritario.
“La agricultura digital puede hacer una contribución sustantiva a la transformación y al fortalecimiento de los sistemas agroalimentarios en su evolución hacia la sostenibilidad y la inclusión social. Las tecnologías digitales pueden generar una producción más alta, sostenible y resiliente, mercados más eficientes y accesibles, alimentos más seguros, nutritivos y trazables y, por supuesto, más inclusión y mejor calidad de vida para todos los actores de la ruralidad”, dijo el Director General del IICA, Manuel Otero.
Según el informe la digitalización de la agricultura en América Latina y el Caribe es incipiente, pero comienza a acelerarse y va a ser inevitable. Su aprovechamiento es todavía bajo y desigual debido a diversas barreras: mientras el 71% de la población urbana cuenta con servicios de conectividad, en la población rural este porcentaje baja al 36,8%.
“Este es y seguirá siendo un proceso donde los ganadores serán quienes tengan la mayor capacidad de innovación, de adelantarse a los hechos, de descubrir y amplificar las nuevas soluciones y las nuevas formas de producir, procesar, comerciar, comprar y vender y consumir alimentos”, declaró Julio Berdegué, Representante Regional de la FAO..
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