Con una nueva devaluación de 46,5%, efectivamente se favorece a las exportaciones, pero sucede que en Venezuela el aparato productivo ha sido destruido. En la oferta interna, es decir, en aquellos pocos productos nacionales que se comercializan en cadenas como Pdval, por ejemplo, no se notará un aumento, por lo que a la población que compra en esos establecimientos, les dará la impresión de que no se ha producido un encarecimiento importante.
Sin embargo, como la gran mayoría de los productos que se comercializan en el país son, de hecho, importados, es en los supermercados donde se percibirá el sustancial incremento en los precios de los alimentos y cualquier otro insumo o producto terminado que provenga del extranjero. “Cuando se devalúa la moneda, se encarecen las importaciones.
Los productos terminados serán los más caros”, aseguró Aníbal Peña Javitt, economista y profesor de postgrado de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), durante un contacto telefónico ayer con EL IMPULSO.
Por otra parte, con la eliminación del Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme), ahora los empresarios y comerciantes deberán recurrir nuevamente a Cadivi, ente regulador cambiario que está atrasado 180 días en el proceso de las solicitudes.
“En diversos medios regionales, advertí que se avecinaban un desabastecimiento y luego una devaluación, en tanto el gobierno chino no transfiriera los cuatro millardos de dólares al Fondo Conjunto Chino-venezolano”, indicó, acotando que para los trabajos que lleva a cabo la nación asiática, junto a Venezuela, el país donde se ejecutan las obras, debe facilitar fondos y también una serie de condiciones que han ocasionado que los chinos decidan no agregar más recursos al fondo, ya que la ausencia del Presidente de la República y el actual escenario político que tiene lugar en el país, no les ofrecen garantías.
Recordó que ante el déficit fiscal, con egresos superando a los ingresos en 15%, se suma a las razones económicas, por las cuales el gobierno nacional decidió anunciar la quinta devaluación del bolívar que ha ocurrido desde 2002. Por otra parte, el economista comentó que si bien la deuda interna nacional se incrementa con esta medida, Pdvsa es la que resulta más beneficiada con la devaluación, pues ahora recibirá dos bolívares adicionales del Banco Central de Venezuela, por cada dólar que reciba por la venta de crudo al extranjero.
“Esto le será de utilidad a Pdvsa para invertir en los programas sociales que impulsa, pero más importante aún, le servirá para incrementar el flujo de caja de la empresa que genera la principal fuente de divisas del país”, destacó.
Con respecto a las declaraciones ofrecidas por el Ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani, durante la rueda de prensa de ayer para anunciar el nuevo precio de la divisa americana, comentó que era ilógico devaluar. “No tiene sentido que el bolívar sea devaluado, cuando se han incrementado los ingresos por concepto de renta petrolera, con un barril a 106 dólares”, dijo. Pero además, Venezuela hace frente a un exceso de gasto por parte del gobierno nacional, a la vez que hay demasiado efectivo en la calle.
“Hay más de 700 millardos de bolívares de dinero inorgánico circulando en el país, es decir, papel moneda que no está respaldado por producción, ni por recaudación de impuestos, y si esta tendencia continúa, terminarán con billetes de monopolio”, aseguró. “Cuando Giordani dice que las importaciones son para frenar la inflación, está admitiendo que el aparato productivo del país no funciona. Sin embargo, el ministro arguye que el sector productivo sí está mejorando, debido al aumento del comercio y el crecimiento del mercado de las telecomunicaciones, pero resulta que el comercio sólo ha crecido gracias a las importación de mercancías, y el sector de las telecomunicaciones por el gran número de personas que hacen colas para adquirir un nuevo teléfono”, explicó Peña.
El catedrático enfatizó que Venezuela no posee una economía diversificada, y que un verdadero crecimiento de la producción viene definido por la elaboración de productos y bienes transables. También resaltó que la inflación en el rubro alimenticio, durante los dos últimos meses, ha llegado a 11,2%. “Esto perjudica mayormente a los estratos C y D, cuyos miembros son quienes más invierten de sus ingresos en la compra de alimentos”, expresó, advirtiendo que el dólar a 4,30 bolívares para medicinas y alimentos no durará más de tres meses. Asimismo, mencionó que anunciar en esta fecha una nueva devaluación, podría ser indicativo de que el Presidente Hugo Chávez sí va a reincorporarse a sus funciones.
No tenemos el mayor salario mínimo en la región
Venezuela ya no es el país con el mayor salario mínimo en Suramérica, pues con este nuevo ajuste cambiario, en términos internacionales, el sueldo básico pasa de 476 a 325 dólares. “En Colombia el sueldo mínimo es menor, pero allá tienen una inflación de sólo 5%, por lo que su poder adquisitivo no se ve perjudicado. En Venezuela, no obstante, el poder de compra es el menor en la región”, expresó Peña. El economista también advirtió sobre la convención cambiaria que permite la apertura de cuentas en moneda extranjera en bancos nacionales, aludiendo a que la creciente presencia de dólares en el país, podría llevar a un fenómeno similar al del corralito que ocurrió en Argentina entre los años 2001 y 2002. Por último, recordó que desde 2002, en Venezuela, se han efectuado otras cuatro devaluaciones del bolívar en los años 2003, 2004, 2006 y 2010, cuando se realizaron ajustes cambiarios, en el precio en moneda nacional de la divisa norteamericana, de 14%, 20%, 12% y 65,4%, resp