Con el deceso de Larry Harlow ha partido otro grande de la salsa, ese género musical que formalmente surgió en 1965 en la ciudad norteamericano de Nueva York. Todo ello producto de los aportes de músicos de países caribeños, entre estos el puertorriqueño Eddie Palmieri que incorporó el instrumento del trombón con su ronco sonido.
A esa corriente artística de esa época se sumaría el músico Larry Harlow conocido en el ambiente como “El judío maravilloso” por proceder de un hogar con presencia de padres de origen israelí y ruso. Por lo que las contribuciones de su persona a esta música son evidentes y de un indiscutible valor. Contribuciones que hace con originalidad, creatividad, talento en un exigente y competido ambiente donde se imponían los mejores por la vía de los hechos.
Es precisamente lo que ocurre con la mayoría de artistas de la música que esa época convergieron en la Gran Manzana en una ciudad que se abrió a los inmigrantes latinoamericanos.
Larry Harlow tiene su particular historia signada por un tema que definitivamente lo convirtió en una estrella de la salsa. Nos referimos a La Cartera que sonó con ese monstruo de orquesta: La Fania All-Stars creada por el dominicano Johnny Pacheco en la segunda mitad de 1960. Es una canción que batió récords de ventas disqueras y preferencia por la radio.
La Cartera reúne unas características muy singulares que de inmediato conquista el gusto del espectador y oído. Primero su letra elemental que recoge una historia de la calle de la gente que sale algunas veces al mercado y se expresa con su sencillo y directo lenguaje. La obra se desarrolla y apoya en el estilo de los solos en que los instrumentos se imponen como protagonistas de la misma. Así resaltan a lo largo de la sesión musical el piano de Harold, el violín de Lewis Kahn y curiosamente en menor proporción el trombón que identifica a la salsa.
A nuestro parecer se trata de un tema al estilo descarga de esas que en los años 50 abundaron en Cuba entre cuyos cultores mencionamos a Bienvenido Julio Gutiérrez. También una aproximación al latín jazz, uno de los antecedentes de esa música síntesis caribeña. Tiene además un sabor a charanga más allá de la pura salsa. La mejor versión que de la misma hemos escuchado es la de Junior González en un concierto en la ciudad norteamericana de Atlanta. En La Cartera la música se sucede por saltos para penetrar y contagiar al espectador. Esa canción no tiene desperdicio alguno al igual que A mi manera de Frank Sinatra.
Estas tierras crepusculares recibieron su grata presencia el 3 de marzo de 1981 cuando, por primera vez en Barquisimeto, se realiza un evento de salsa con la orquesta Fania All-Stars en el estadium Barquisimeto. El judío maravilloso interpretó el piano en aquel recordado concierto en el cual la invitada especial fue Celia Cruz. El profesor Edelaín “Alí” Rodríguez, investigador de esta música, nos precisa que las entradas a dicho evento tuvieron un valor de 60, 50 y 40 bolívares. Igualmente que en Mérida habita una de sus hijas de 50 años de edad.
Como decía Marx, el oído es uno de los sentidos para el goce estético del hombre. De ello, al parecer, era consciente Harold con sus magníficas creaciones musicales. El judío maravilloso de la salsa nos ha dejado el 20 de julio de 2021 a los 82 años de edad. Había nacido el 20 de marzo de 1939 en Nueva York, la cuna de la salsa brava.
Freddy Torrealba Z.
