Hace un siglo Santa Rosa era un pueblo aparte de Barquisimeto y el recorrido, a pie o a caballo, podía demorar varias horas. La empinada cuesta podía dificultar el tránsito entre ambas poblaciones y aún con la llegada de los automóviles, aquel viaje se consideraba arriesgado por lo empinado de la cuesta que separaba a ambas poblaciones.
El crecimiento demográfico de la capital larense obligó el uso del transporte público y en 1927 aparece el primer servicio urbano de autobuses en Barquisimeto. Ese mismo año se funda también la primera «Ruta Extraurbana» de la ciudad, noticia que fue reseñada en las páginas del diario El Impulso.
El empresario Lino Piña puso en marcha la ruta entre Barquisimeto y Santa Rosa. El mismo tenía experiencia y construyó los nuevos y modernos autobuses en su propio taller de carrocerías, donde igualmente fabricó las primeras carrozas fúnebres a motor que circularon en la capital larense.
Así, la ruta hacia Santa Rosa se inició con un autobús salido del taller de Piña y así se eliminaron las penurias del viaje hasta el vecino pueblo. De esos días recordaban esos primeros viajeros que cuando el bus comenzaba a descender por la empinada cuesta, el chofer advertía a los asustados pasajeros: ¡Agárrense que vamos en bajada!.