Los talibanes (que significa “los estudiantes” en Pastún, un pueblo de afgano) tomaron Afganistán en 1996 al controlar Kabul, la capital de esa nación, tras una sangrienta guerra civil.
Establecieron un gobierno basado en su extrema interpretación de la ley islámica Sharia, que durante 5 años, entre otras cosas “Le prohibió a las mujeres trabajar, asistir a la escuela o salir de casa sin un pariente masculino. Los hombres tenían que dejarse crecer la barba y llevar gorra o turbante”, explicó Sher Jan Ahmadzai, director del Centro de Estudios de Afganistán de la Universidad de Nebraska, Omaha.
Cabe destacar que cualquiera que no cumpla con este código puede ser azotado, golpeado o humillado.
Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, el gobierno de EEUU los acusó de proteger a Al Qaeda y a Osama Bin Laden supuesto líder del atentado. Esto llevó a los norteamericanos a involucrarse en Afganistán y sacarlos del poder.
Tras dos décadas de haber sido destituidos, líderes insurgentes iniciaron en mayo de este año una ofensiva fulminante tras el comienzo de la retirada de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN.
En las zonas de Afganistán que ya estaban controladas por los talibanes antes de mayo se pidió a las familias que casen a una niña por familia con sus combatientes; que las mujeres no deberían salir de casa sin un pariente varón; y ordenó a los hombres que rezaran en las mezquitas y se dejaran crecer la barba
Ashraf Ghani, presidente de Afganistán, dejó el domingo 15 de agosto el país y aseguró por su Facebook que dicha decisión fue para evitar «un derramamiento de sangre«.
Ese mismo día los talibanes recuperaron el control de Kabul después de casi veinte años de guerra, con la entrada de sus combatientes en la capital.