Japón conmemoró este domingo los 76 años de su rendición en la Segunda Guerra Mundial con una sombría ceremonia donde el primer ministro Yosihide Suga prometió que la tragedia de la guerra no se repetirá nunca, pero no pidió perdón por las agresiones cometidas por su país.
Suga dijo que Japón nunca olvida que la paz que el país disfruta hoy está construida sobre los sacrificios de los que perdieron la vida en la guerra.
“Nos comprometeremos con nuestra promesa de no repetir nunca la tragedia de la guerra”, dijo en su primer discurso en el acto desde que se convirtió en primer ministro.
Suga no ofreció una disculpa a las víctimas asiáticas de la agresión japonesa en toda la región durante la primera mitad del siglo XX, un precedente establecido por el anterior dirigente del país, Shinzo Abe, que fue acusado de intentar blanquear el brutal pasado de Japón.
En un discurso enfocado al país, Suga mencionó el daño infligido a Japón y a su gente, incluidos los ataques con bombas atómicas de Estados Unidos en Hiroshima y Nagasake, el bombardeo a Tokio y otras ciudades y la dura lucha de Okinawa, y se lamentó por ellos.
En contraste, el emperador Naruhito expresó un “profundo arrepentimiento” por las acciones bélicas de su país en un discurso cuidadosamente matizado que siguió los pasos de su padre, que dedicó sus 30 años de carrera a enmendar la guerra librada en nombre de Hirohito, el abuelo del actual emperador. Naruhito también dijo que espera que la gente pueda unir sus corazones para superar la dificultad de la pandemia de coronavirus y buscar la felicidad y la paz para todos.