#OPINIÓN Libre Mercado, pero de Izquierda: ¿Contradicción o Equilibrio? #25Jul

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En The Economist del 16-07-21, John Prideaux plantea que al escuchar la expresión “free market”, libre mercado, dependiendo de la edad de quien la escuche, se puede asociar al conservadurismo libertario de Margaret Thatcher y Donald Reagan y a su éxitos económicos o, siendo más joven, se puede asociar a la desregulación de los mercados financieros que generó la crisis de 2008. Pero, a lo que probablemente nadie asocie la expresión “libre mercado” es a que sea “de izquierda”.

Existen dos versiones del libre mercado: la libertaria, es decir, “dejar hacer, dejar pasar” (“laissez faire, laissez passer”) y la de izquierda, según la cual el mercado es libre, pero hasta cierto punto.

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Donald Trump y Fox News se ubicarían en la versión libertaria, mientras Joe Biden y CNN se ubicarían en la versión a la izquierda de la de Trump. Según Prideaux, Biden no está buscando acabar con el free market sino limitar los monopolios de Amazon, Google y Facebook. Para ello nombró a la Lina Khan como Directora de la Comisión Federal de Comercio, la encargada de las regulaciones antimonopolio. Khan sigue la misma línea de Teddy Roosevelt, a principios del siglo pasado, cuyo gobierno desmembró el monopolio petrolero de John D. Rockefeller, la Standard Oil, y el de los ferrocarriles de la familia Vanderbildt. Dice Prideaux que los libre mercado de derecha tratan de abrir mercados sacando del juego al gobierno. Mientras que los libre mercado de izquierda tratan de abrir mercados usando el poder del gobierno.

Ambas fórmulas son válidas y ninguna es definitiva, dependen de las circunstancias. ¿Se imagina Ud. la Torre de Babel que hubiese sido que Microsoft no hubiese tenido el quasimonopolio de los sistemas operativos? Es decir, cuántos “idiomas” hubiesemos tenido que utilizar para programar y manejar los medios digitales? Pero también hay que reconocer que los monopolios terminan siendo un problema porque benefician demasiado a quienes los controlan, sean particulares o Estados.

Ubicándonos en el plano filosófico, podemos acordar que un libre mercado de izquierda no es una contradicción u oximoron, como “escuchar el silencio”, sino un equilibrio entre dos fuerzas en tensión: la libertad y el orden; la libertad y la igualdad; la propiedad privada y la igualdad; hombre, mujer; carga positiva, carga negativa, etc. Todas éstas son díadas bajo las cuales transcurre todo lo existente. Si aceptamos esa naturaleza conformada por opuestos que se necesitan mutuamente para que cada una de sus partes pueda existir (no es posible definir la libertad sin referirnos al orden, ni la libertad sin referirnos a la igualdad, ni al individuo sin referirnos al colectivo, ni al hombre sin referirnos a la mujer, etc.), entonces debemos concluir que las opciones de políticas que privilegian un extremo son sospechosas, más si pretenden ser eternas. Por ejemplo, si dejamos que predomine la libertad absoluta, crearemos una sociedad de grandes logros pero con grandes desigualdades que desestabilizará el orden. Mientras que, si predomina la igualdad, crearemos una sociedad de inútiles y vagos, todos esperando que trabaje el otro pero que le den a él. Aunque toda versión tiene sus causas y momento, hay que saber evolucionar.

Si aplicamos estas consideraciones al gobierno socialista de NM, tendríamos que concluir que dicho gobierno intentó privilegiar la igualdad, sacrificando demasiadas libertades. Por lo que nos arruinó y creó una legión de dependientes. Ahora, ese gobierno está sumido en un inmobilismo: No sabe qué hacer o sus extremistas no lo dejan cambiar.

¿Y qué tendría que hacer el gobierno de NM para salir de este hueco histórico? Muy sencillo, cambiar su modelo simplista extremo por un modelo de equilibrio. Podría llamarlo Socialismo de Derecha o, mejor, Comunismo Capitalista. Esto suena raro y nuevo, pero no lo es. Lo hizo Deng Xiao Ping en China y la cúpula vietnamita. Entonces, devuelva propiedades confiscadas (todas ociosas); reafirme el derecho a la propiedad privada; liquide el monopolio de PDVSA; privatice, total o parcialmente, las más de 800 empresas del Estado (todas quebradas); dolarice; legalice la liberación de precios; descentralice y desregularice la contratación laboral para facilitar la creación de empleos. No se distraiga en nimiedades como la Ley de Zonas Económica Especiales. Eso no cura la desconfianza. Las ideologías de extrema izquierda o derecha son peligrosas porque acarrean reacciones de signo contrario, que tampoco resuelven el problema. Es decir, cambie sus políticas o seguirá abonando un cambio de gobierno. La Democracia es un Diálogo Permanente entre actores diversos con el objetivo de ponerse de acuerdo, no de tener la razón. El resultado de ese Diálogo es un equilibrio de intereses que genera un Centro que debe estar siempre en evolución. Este es el modelo de los poquísimos países civilizados que viven en paz y prosperidad.

José Antonio Gil Yepes

@jagilyepes

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