“En este pueblo nos faltan obras necesarias para la comunidad, y las que tenemos no son utilizadas como debiera ser, como si el dinero que se gastó en ellas no importara que se pierda”.
Esa es la preocupación de Gerónimo Cortez, el popular bodeguero conocido como “El Cuñao”, quien no termina por entender las razones por las cuales continúan cerrados los inmuebles construidos durante el gobierno de Luis Herrera para una escuela y un dispensario.
“Eso se está perdiendo ahí y a nadie le duele”, enfatizó mientras señalaba las dos casas que, gracias a los mismos vecinos, no están más deterioradas.
Enfatizó en que en esos salones no han dado nunca una hora de clases y en lo que iba a ser el dispensario no han curado a nadie.
Pero a ”El Cuñao” también le preocupa la nula atención por parte de la alcaldía de Jiménez a la única cancha de que disponen los jóvenes de Hato Abajo para practicar algún deporte.
Los tableros carecen de cestas para jugar baloncesto y las lámparas se quemaron hace tiempo y no ha sido posible que las sustituyan por unas nuevas para que pueda ser utilizada la cancha en horas nocturnas.
También en Hato Abajo desean que, aunque sea de vez en cuando la policía se dé una pasadita por el poblado, en especial de noche, para que los delincuentes que huyen de Quíbor no vayan a tomar el pueblo para sus operaciones y les echen a perder sus fiestas de marzo en honor a Santa Rita de Casia..
“Hace un mes aquí mataron al chofer de una buseta, un hombre trabajador, padre de familia, porque al parecer no se dejó robar, porque quiso defender lo suyo”, manifestó.
Otra vecina, quien prefirió no dar su nombre y mucho menos dejarse fotografiar, confirmó que en Hato Abajo ahora la gente siente miedo porque a veces ven carros ocupados por elementos extraños, que no son de la zona, sospechosos de andar buscando a quien atracar aprovechando la falta de patrullaje policial.