Convencido está el ingeniero industrial Bruno Borgogni, quien tiene más de 50 años en la fabricación de equipos agrícolas, de que la agroindustria podría hacer de Lara el principal estado agropecuario del país.
Claro está, si cambian las actuales condiciones que han ocasionado un retroceso en el desarrollo que había venido alcanzando nuestra región, hasta hace unos 20 años.Para nuestro entrevistado, Lara es uno de los estados más favorecidos por la naturaleza para la agricultura en todas sus manifestaciones.
El clima es tan bueno para algunos cultivos, como el tomate, que pueden obtenerse cosechas consecutivas durante todo el año. Y lo más importante es que el larense no sólo es trabajador, sino también un buen emprendedor, que no teme a los desafíos que se le presentan.
Uno de los mejores ejemplos que puede presentar nuestra región, en materia de emprendimiento, es el de Cecosesola, cuya experiencia ha sido utilizada dentro y fuera de nuestro continente.Todos los terrenos de Lara son fértiles y hay buena disposición para su explotación sin poner en riesgo el ambiente, dice al hablar con Elimpulso.com.
El principal centro de producción sería el valle de Quíbor si existe el empeño en terminar y poner en funcionamiento el Sistema Hidrológico de Yacambú, que proporciona el agua suficiente para el riego diario. No sólo para los cultivos tradicionales, sino para otros tipos.
El estado Lara tiene cuatro centrales azucareros, que requieren de inversión, mantenimiento y, por supuesto, de materia prima, la cual escasea en los momentos porque las factorías se vinieron a menos y los cultivadores se dedicaron a otros rubros, para poder subsistir.
“Mi trabajo me ha llevado a visitar Colombia, Perú, Ecuador, Chile y otros países, donde se ha podido registrar un incremento económico en el campo, ya que los productores pequeños, medianos y grandes no sólo se han dedicado a la agricultura para el abastecimiento de sus poblaciones, sino con miras a la exportación, produciendo renglones que requieren otros países”, refirió.
Aunque la hiperinflación, que desde hace siete años ha deteriorado severamente la economía nacional, todavía existe en el ánimo del empresariado la voluntad de seguir trabajando.
Quedan 50 empresas que laboran para mantener la agroindustria, por supuesto, operando por debajo del 20% de su capacidad como está pasando en el resto de las actividades industriales de Venezuela.
“Nuestra empresa, Nardi hace cierto tiempo trabajaba dos turnos diarios y tenía una plantilla de doscientos trabajadores; pero, la crisis nos ha afectado considerablemente, como le ha pasado a muchísimas empresas del país, que a pesar de todo se mantienen funcionando con las dificultades de fallas en la energía eléctrica, falta de combustible y de inversión adecuada. Si no hay un cambio en la conducción económica, libertad para trabajar y posibilidad de invertir mediante reglas claras, no podría verse una recuperación del aparato productivo”, destacó.
El empresario señaló que no está en contra de la importación de productos y piezas, “pero que se haga con competitividad y no favoreciendo a sectores que, realmente, no están contribuyendo al desarrollo de la economía, sino a sus propios intereses. Grave es que se traigan rubros de mala calidad, a altos precios y con ventajas arancelarias”.
“Queremos competir con la rigurosidad de buena calidad, de garantizar buenos productos y, naturalmente, de durabilidad, porque esas son las exigencias que deben mantenerse para que lo que se produzca nacionalmente tenga el éxito deseado”, destacó.
Y en este orden de ideas, Borgoni señala que los cambios que se requieren con urgencia, puedan, como se espera, reactivar la economía, en el caso particular, de la agricultura del estado Lara.