La infancia de muchas personas en Latinoamérica estuvo basada en series animadas y películas infantiles como: Mickey Mouse, Toy Story, Dragon Ball, Snoopy, Monster Inc, Los Picapiedras, y otros tantos más. Posiblemente, al pensar en estas series televisivas, surjan diversos recuerdos y sentimientos valiosos por una época que marcó la vida de cualquier ser humano.
Fue tanto el impacto generacional que causaron estas películas y series infantiles, que la mayoría de los juguetes de aquella época eran la recreación de los principales protagonistas que día tras día observaban a través de la televisión los niños y jóvenes en Latinoamérica.
Ahora, varios años después, cualquier barquisimetano que esté transitando por la calle 29 entre carreras 19 y 20 de la ciudad, podrá tener la oportunidad de encontrarse con aquella época que marcó la infancia de millones de personas.
Darwin Campos es un comerciante barquisimetano que siempre estuvo ligado a los juguetes. Hace años, cuando la situación económica en Venezuela era de bonanza, vendía juguetes nuevos en algunos centros comerciales ubicados en el centro de la ciudad. Pero ahora, pese a la crisis económica que se evidencia en el país, continúa vendiendo, no solo juguetes, sino: recuerdos.
Tiene un puesto improvisado en el centro de la ciudad, allí, coloca una especie de mantel en el suelo, y encima de ello, ordena uno por uno a todos los juguetes antiguos y valiosos que ha coleccionado con el paso del tiempo. «Poco a poco fuimos aumentando de mercancía. A veces me he conseguido juguetes, y en otras oportunidades, pasa la gente por aquí, me los ofrecen y yo los compro«, comentó a Elimpulso.com.
Con la venta de estos juguetes es que Darwin consigue el ingreso económico para alimentar a su familia. Algunos los vende a 2 por 1 dólar, mientras que otros, tienen un costo de 1 dólar por unidad. Sin embargo, el dinero no es lo único que recibe por su mercancía: «También acepto cambios por productos de comida. La gente me da una harina, un arroz o una pasta», indicó.
Al preguntarle que cuál cree que es el principal motivo por el que las personas se acercarían a comprarle sus juguetes, respondió sin dudar: «La mayoría me compra porque estos son juguetes de los de antes que salían buenos, mucha gente prefiere comprar estos que comprar los juguetes nuevos de ahorita que son de mala calidad».
De esta manera, Darwin Campos ofrece mercancía de calidad, pero sobre todo, con un gran valor sentimental. Este oficio que ejerce todos los días en el centro de Barquisimeto, se convirtió en el sustento para su hogar, pero también, significa una especie de «portal en el tiempo» para cualquier ciudadano que se detenga unos minutos a observar estos juguetes.