El domingo se conmemoró el Día del Padre. Oportunidad válida para reflexionar sobre la importancia de la familia en esta hora tan menguada de la vida nacional. La familia ha sido la gran víctima de cuanto sucede.
Cuando repetimos que alrededor de seis millones de compatriotas han emigrado debemos estar conscientes de lo que eso significa. No todos lo han hecho con la totalidad familiar, ni siquiera la mayoría. El desmembramiento plantea una situación muy delicada a los efectos del presente y del futuro inmediato. De allí, entre otras cosas, la importancia de tratar el asunto sin prejuicios.
El sentido de estos comentarios es hacer un dramático llamado al ejercicio de la paternidad responsable por encima de las dificultades reales que existen y de una cierta cultura que ha hecho de la Madre el centro de la familia, justificadamente por lo demás. La inmensa mayoría de las madres venezolanas son verdaderas heroínas que dan todo por sus hijos, por la familia, aun teniendo que soportar privaciones e injusticias. Lo ideal es que esa labor esté siempre compartida con el padre. Por eso me refiero a ellos en su día.
La formación básica se recibe en el núcleo familiar. Normalmente la formación o deformación vivida en los primeros años de existencia nos acompaña por el resto de nuestras vidas, más allá de los niveles educacionales que puedan alcanzarse. Esto tiene una importancia sin precedentes en esta hora dramática que vive la República. La pandemia derivada del corona virus y el encierro forzado por una temporada bastante prolongada, con poco trabajo para muchos y demasiadas carencias elementales, alimentan la preocupación permanente que mantenemos sobre este tema. Universidades, liceos y escuelas, públicas o privadas, mantienen su aulas cerradas y la educación a distancia tiene en Venezuela limitaciones increíbles en este tiempo que vive la humanidad.
Uno no sabe si es verdad o exageración, pero he escuchado en la televisión y leído en algunos medios comunicacionales, que Venezuela presenta el cuadro más deprimido en materia de internet y todo lo que se relaciona con ello, en el Continente y del resto del mundo. Esto se agrega al señalamiento que nos compara con Siria en lo relativo al problema migratorio.
El problema de fondo en que no vemos por parte del régimen, de quienes controlan los poderes públicos, ni planes, ni programas, ni ideas concretas para enfrentar estos problemas. Tampoco observamos ánimo, espíritu de superación, disposición para hacerlo. En el campo de los auténticos demócratas hay una permanente evaluación de cuanto sucede y me consta de la existencia de soluciones concretas para todos los asuntos. Pero ojalá que la electoralitis y los intereses circunstanciales de personas o grupos no interfieran el camino para la liberación nacional.
Ahora si es verdad que necesitamos un verdadero proceso constituyente para reconstruir al país integralmente.
Oswaldo Álvarez Paz
@osalpaz
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