En la década de los 50, fue mi primer acercamiento con Europa, en la escuela primaria le habían dado albergo a un grupo de italianos, quienes venían a vivir a Venezuela. Esa es mi primera imagen que tengo de los extranjeros, pero en la década de los 60 voy a entrar en contacto directo con familias italianas y españolas, como lo son: familia Volta, Chiafre, Cassany y Aizpurua.
El italiano Chiafre casado con la señora Aura, barquisimetana, tenía una bella biblioteca, allí, vi libros sobre arte y, sobre todo, el libro escrito por el pintor abstracto, el holandésPietMondrian 1872-1944. “Realidad natural y realidad abstracta”; narra la discusión entre un aficionado a la pintura, un pintor naturalista y un pintor abstracto-realista. También me familiaricé con el Renacimiento italiano siglo XV-XVI, pasaba horas en su hogar nutriéndome de lo que era el arte; allí vi el “Nacimiento de Venus”, obra de Botichelli, las ilustraciones de la “Puerta del Paraiso” de Ghiberti, la Catedral de Florencia. Los días pasaban entre la Escuela de Arte Plásticas y ese mundo de imágenes fabulosas, que para un joven soñador enriquecía mis conocimientos. Los domingos entre libros y un buen almuerzo en compañía de la familia y, otros artistas, me hacía soñar con obras de arte.
Con los italianos Volta llegué a ser parte de la familia. El viejo Volta era muy celoso, sólo permitía que su hija Josefina fuera conmigo a la Cuesta Lara a pintar paisajes. Comía con ellos y la señora María me preparaba unos ricos ñoquis, costumbre que se mantuvo hasta hace poco. Hoy los bellos viejos italianos Volta, ya no están con nosotros. Pero he guardado una bella amistad con su hija Josefina y de vez en cuando me comunico con ella. Así, entre comidasy conversaciones amenas, me fui enamorando cada vez más del arte, de sus museos y de costumbres de sus países.
Con los Cassany, españoles sus padres, uno de sus hijos, estudiaba arte en la Escuela de Arte Plásticas y compartimos momentos de teatro y pintura. Nos unía proyectos de ir a Europa con Juanito Cassany. Ellos tenían familia en Toledo, apenas llegué a Madrid en compañía del pintor Servideo López fuimos a Toledo a visitar a la familia Cassany, pero tenía un gran deseo de ir a la Iglesia Santo Tomé, a ver El entierro del Conde Ordaz, del Greco, quería ver esas figuras alargadas que caracterizan sus figuras. Cuadro muy importante, obra dividida en dos partes entre lo terrenal y lo divino. En la parte de abajo de esta obraestá el entierro de Ordaz y los obispos, como también, el rostro del Greco, en la parte de arriba, lo sagrado, lo divino: Jesús la virgen y otros santos rodeados de ángeles.
Madrid me recuerda a Miguel y Josefina Aizpurua, quienes me hablaron de esta ciudad y del Museo del Prado y de sus pintores. Compartí momentoshermosísimos con ésta familia. Cuando decidí irme a Europa, mi amigo Miguel me ayudó para el viaje vendiéndome y comprándome cuadros. Algunas de estas familias extranjeras sus hijos estudiaban en la Escuela de Arte Plásticas.
Después de tener unos meses en París, me fui a Italia, en ese momento son los recuerdos de la familia Chiafre. Llegar a Venecia, ver la plaza San Marcos, observar los caballos traído de Bizancio por los venecianos. Ver los canales y las góndolas. Seguir a Florencia, para ver todas esas obras, sobre todo, ver al “Nacimiento de Venus,” de Botichelli, icono del renacimiento, los artistas eran protegidos por banqueros y comerciantes como los Medici, los Scorsa y, otras familias, quienes competían por tener al mejor artista a su servicio. Disfrutar y verera mi norte.Eran mis sueños que se hacían realidad, ver la Catedral de Santa Maria de Fiore , admirar su gran cúpula de 45 metros de diámetros realizada por Brunelleschi; llegar a estar parado frente a la Puerta del “Paraiso delBatisterio” diseñada por Ghiberti. Ver el río Arno y Puente Vequio. Caminar por Roma.Comparar las imágenes de los libros que había visto a que los Chiafre.
En ese Barquisimeto de los años 60, buscaba aprender de todos, las Librería Serra y Música y Arte, allí descubrí el informalismo español, Saura, Canogar, Tapies,y, sobre todo, a Picasso, se me hicieron familiar, quería ilustrarme, ver, estudiar, investigar. No quería ser un pintor tradicional de chivos y cardones. En la librería de Occidente, lugar de exposiciones, charlas y discusiones, o la librería España eran los lugares donde uno encontraba buenos libros, eran templos donde tenía que entrar para encontrar el credo de la creación, el lenguaje del arte, la filosofía de lo bello y del saber, buscar mi propio lenguaje, allí, oía hablar del existencialismo y de filosofía, para mí eran “Academias de Platón”, o “El liceo de Aristóteles” todo esos lugares, eran espacios sublimes, personas que me aportaron mucho, hablándome de arte, de sus costumbres, de sus comidas y, sobre todo, de la amistad sincera, que sin ellos, no hubiese sido lo que soy, me hablaron de caminos, de ciudades y de arte, hoy, éste texto dedicado a ellos, a esas familias que llegaron a Venezuela buscando un futuro para ellos y sus familias, y, lo lograron.
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#opinion: familias europeas y el arte porEsteban Castillo V
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