De las seis refinerías petroleras de Venezuela, solamente la de Cardón, en la península de Paraguaná, estado Falcón, está produciendo gasolina, al mínimo de su capacidad operativa, debido a fallas en sus instalaciones.
Al suministrar la información Azalea Colmenarez, máxima dirigente de los trabajadores de las estaciones de servicio del estado Lara, declaró que sus informantes desde Falcón le han revelado las dificultades que existen en aquella refinería.
Es la única que está funcionando, porque las otras cinco se encuentran inoperativas y no ha sido posible encontrarles solución a los problemas, ya que los equipos requieren de la tecnología estadounidense, a la cual no tiene acceso este régimen.
La gravedad de la situación, en este momento, es que el combustible se ha convertido en el gran negocio para quienes tienen a su cargo la distribución y el expendio del mismo.
La situación más crítica se está registrando en los estados fronterizos Táchira y Zulia, ya que en sus territorios es total la escasez porque la gasolina es llevada al vecino país, donde es vendida como contrabando.
El viernes de la semana pasada se produjo una enorme protesta en Yagua, estado Carabobo, donde existe un llenadero; pero, a ese lugar no ha llegado gasolina, ni tampoco gasoil y, en consecuencia, los transportistas decidieron manifestar enérgica y ruidosamente, utilizando las bocinas de sus camiones.
Antes, expuso, las gandolas que transportaban la gasolina desde los llenaderos a las estaciones de servicio llegaban llenas, es decir con 36 mil litros, que es su capacidad normal. Pero, ahora apenas traen 10 mil litros para repartir en tres estaciones de servicio.
También antes había un cronograma para el reparto del combustible, el cual era del conocimiento de los dueños de las estaciones de servicio. Ahora, cuando a éstas llegan los efectivos de la Guardia Nacional es que saben los proveedores que van a recibir el combustible.
Pero, ahí no para la cosa, comentó. Se ha restringido la venta a 20 litros por vehículo. Pero, no todos los dueños de los automotores pueden adquirirlos, pues, primero los funcionarios hacen una lista con los nombres y apellidos de los interesados; luego, determinan el número de unidades a las cuales se les harán los suministros y, finalmente, están expuestos a que en determinado momento se les anuncie que ya no serán atendidos.
Pero, hay otros detalles que indican que el negocio es turbio, ya que algunos funcionarios cobran, en dólares, a cada conductor por dejarlos llegar hasta el surtidor, la gasolina también es vendida a precio de la moneda estadounidense y, por último, hay que darle la propina al bombero. Esta práctica, subrayó la señora Colmenárez, está generalizada en todo el país.
Lo mínimo que tiene que pagar un conductor, no para recibir los 20 litros, sino para poder acceder al surtidor son cinco dólares, ya que de ahí en adelante el monto puede variar hasta los diez dólares.
De modo, pues, que quien paga no le queda más que comentar: “me matraquearon, pero me echaron la gasolina.” Y la corrupción, lamentablemente, fluye más rápido que el combustible.
Ya circula el rumor de que las autoridades, con el propósito de acabar con el “matraqueo” decidirá dolarizar por completo la gasolina, pues hace tiempo que la subsidiada no es adquirida por nadie por cuanto se ha venido pagando con base a la divisa estadounidense, convertida en la moneda nacional, pues ya el bolívar dejó de ser la moneda de curso legal en Venezuela.