Nunca se imaginó Florence Nightingale, que sería considerada la precursora y creadora del primer modelo de enfermería en el mundo. Ella sentó las bases de la profesionalización de esta importante rama del conocimiento con el establecimiento, en 1860, de su escuela de enfermería en el hospital Saint Thomas de Londres.
Casi un siglo después, El Diario EL IMPULSO de Barquisimeto destacaría en su primera página del 27 de septiembre de 1952, tres magníficas fotos del acto de graduación de la Primera Promoción de Enfermeras en el estado Lara.
Igualmente, este rotativo larense dedicó la Página 2 al memorable acontecimiento titulando: Promoción “Ilva Teresa Segovia”, de la Escuela Nacional de Enfermeras Doctor Juan Alberto Olivares, donde 12 jóvenes larenses recibieron el diploma que las acredita como Especialistas en Enfermería con una preparación de tres años.
En su discurso solemne, la enfermera Aurora Rivas de Parra, directora del plantel, enfatizó que las egresadas «han hecho suya la consigna: paz, lealtad y tranquilidad como fundamento de amor de su promoción». Agregó que como estas primeras doce distinguidísimas jóvenes, ya el plantel se prepara para las inscripciones de las venideras promociones «en atención al llamado de la patria».
Reseña el cronista escritor Omar Garmendia, precisa que la Escuela de Enfermeras funcionaba en la calle 29 entre carreras 15 y 16 (donde hoy está el Liceo Rómulo Gallegos). Más tarde, el presidente Marcos Pérez Jiménez construyó una sede propia que será luego el Hospital Pediátrico Doctor Agustín Zubillaga, dentro de las instalaciones del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda. Las aspirantes a enfermeras graduadas tenían la condición de internadas y sus pasantías iniciaban desde el primer año de academia.
El IMPULSO plasmó las fotografías (tipo carnet) de las seis especialistas barquisimetanas con sus respectivos nombres y apellidos: Eduvigis Landaeta, Julia del Carmen Méndez, Florencia Oropeza, Blanca Josefina Gutiérrez, Egilda Pérez, María Ramírez, Alba Delgado, Alicia Mollejas, Carmen de Rodas, Noemí Rangel Pérez, Clemencia Peraza Paiva y Adela Ledezma.
Dos enfermeras virtuosas
Aurora Rivas y Angela Mendoza Quero, se les recuerda como barquisimetanas virtuosas y como enfermeras profesionales, cuya inalterable vocación -exhibida a tierna edad-, estuvo orientada siempre al servicio del más necesitado.
La abnegación que profesaban las condujo, a tomar un autobús en septiembre de 1944, y aventurarse hasta la capital del país con el indoblegable propósito de iniciar estudios en la Escuela Nacional de Enfermeras, egresando con honores en septiembre de 1947, siendo las primeras larenses en conseguir el anhelado sueño de Florence
Nightingale.
Ambas, luego de trabajar un tiempo en centros de salud caraqueños, entre Petare y San Bernardino, regresaron a su natal Barquisimeto, a desempeñar esa infatigable labor filantrópica que honraría aquel juramento altruista cuando se recibieron de enfermeras profesionales, virtudes que inculcarán -como instructoras pioneras-, a sus alumnas de la nueva Escuela Nacional de Enfermeras Doctor Juan Alberto Olivares de Barquisimeto.
Por la proeza de soñar y concretar este centro de enseñanza de enfermería para las barquisimetanas, Aurora Rivas y Angela Mendoza Quero, deben ser homenajeadas de posteridad en reconocimiento a esta dimensión que sigue transformando el futuro de nuestra juventud. Ojalá que la vocación impostergable demostrada por estas dos
larenses, don que velozmente transformaron en símbolo de vida, siga siendo heredad indestructible para el porvenir de Venezuela.