Esta tarántula de llamativos colores habita exclusivamente en las zonas áridas y los bosques secos de la Península de Paraguaná.
Su rareza y facilidad de adaptación a la vida en cautiverio, la hacen muy codiciada por coleccionistas, lo que demanda gran movimiento en el mercado ilegal como mascota.
El mayor número de ejemplares de esta araña ha sido situado en riveras, donde pueden fabricar sus madrigueras en la gran cantidad de grietas y agujeros.
Su color azul se origina por unos pequeños cristales acoplados a su cuerpo, y el grado de intensidad o reflexión, dependerá del ángulo de la luz a la que sea expuesta.
Los científicos sospechan que utiliza su color para mostrar que no es alimento y que es venenosa.
Los machos y las hembras solo socializan cuando tienen la intención de reproducirse. Y al igual que ocurre con otras especies de arácnidos, luego del apareamiento, la hembra puede devorar al macho.
Su veneno no está entre los más letales para el ser humano, pero, sus efectos se hacen notar con rapidez, causando fuerte dolor e inflamación de la zona afectada.
Actualmente no existen estudios científicos sobre su población, ni cuantos ejemplares se encuentran aún en condiciones silvestres.
