Cada 27 de enero gobiernos y sociedad civil, conmemoran la peor tragedia de la humanidad, con el recuerdo de sus víctimas, en esa destrucción deliberada y sistemática del pueblo judío, por la ideología y la política totalitaria del nazismo. El Holocausto (Shoà) fue un crimen contra la humanidad, con el asesinato masivo de judíos-europeos y otras minorías étnicas durante la Segunda Guerra Mundial.
Ese día de enero de 1945 el ejército soviético libero el campo de exterminio Auschwitz-Birkenau, por eso la ONU en el 2005 aprobó el Día Internacional de la Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Para no relegar al pasado y olvidar esta tragedia y este crimen. Día para combatir el odio y la intolerancia. Las nuevas generaciones deben conocer esta parte de la historia y todos, reafirmar nuestra adhesión a la defensa de los Derechos Humanos y la Paz.
El Espacio Anna Frank en su compromiso con la Paz y la Defensa de los Derechos Humanos, nos invito a los venezolanos para conmemorar con música vinculada al Holocausto de compositores judíos a un concierto bajo el slogan “In Memoriam 2013. ¿Cómo olvidar?”, que extraordinaria selección, con la Orquesta Sinfónica de Venezuela, en el Centro Cultural de Chacao el próximo domingo.
Escucharemos las composiciones de SimonLask quien sufrió los campos de concentración de Auschwitz en 1942, trasferido a Dachau en 1944 y liberado el 25 de abril de 1945 por los soldados norteamericanos murió en Francia a los 82 años. En su libro “Melodías de Auschwitz” narra su experiencia como músico y director de la orquesta de ese campo de concentración. La historia de la música celestial y sublime inmersa en el infierno del dolor y la muerte. Fue el último director de la orquesta del campo de Birkenau. Siempre se preguntaba por la contradicción entre la música que exprimía lo sublime del alma y la expresión del dolor en esa fábrica de exterminio de hombres y mujeres.
Igualmente compartiremos la Sinfonía de Erwin Shullhoff quien murió en 1942 en el campo de concentración de Würzburgcerca de Baviera en Alemania. No pudo escapar del terror nazi en Checoslovaquia, no pudo realizar su sueño de ir a la URSS cuya nacionalidad soviética había adquirido. Enfermo y en las peores condiciones de vida, compuso su testamento musical la Sinfonía Nº 6 la Sinfonía de la Libertad, dentro del campo de concentración. Por cierto hace algunos meses al celebrarse los 200 años de la constitución de Cádiz, el primer texto liberal frente al absolutismo,la obra musical escogida en el gran acto del 6 de septiembre del 2012 fue su Sinfonía de la Libertad. En esa Constitución se proscribía la abolición de la inquisición.
AndreHadju también judío nos prolongaraal Holocausto del Comunismo Internacional que se inicio con Stalin y que muy cerca de nosotros con los viejos y nuevos paredones iniciados en la isla de Cuba todavía son invocados por algunos seguidores trasnochados de esa ideología y de ese modelo político.Vivió la revolución en Budapest en 1956 y pudo escapar a Paris desde donde contemplo la caída del Muro de Berlín.
Recientemente, invitados por la Embajada de Polonia un grupo de periodistas visitamosAuschwitz. Allí se nos refirió la historia trágica del tránsito de cerca de 1.5 millones de víctimas y prisioneros, entre el trabajo forzado y los hornos crematorios. Ochenta músicos eran obligados permanentemente a ejecutar obras seleccionadas por los nazis.Se menciono la especial participación de mujeres con la orquesta de femenina dirigida por la violinista Alma Rosè, hija del famoso director de la orquesta filarmónica de Viena ArnoldRosè, y sobrina del compositor Gustav Mahler.
Los carceleros nazis utilizaban la música para el control de los prisioneros o para el placer y diversión personal, en añoranza de melodías ya escuchadas en otros escenarios o nuevas expresiones de la creatividad musical de algunos presos. Cuando llegaban las victimas en Auschwitz -Birkenau las orquestas los recibían con valses de Strauss y hasta con alegres melodías de la Opereta la Viuda Alegre, de Franz Lehard e incluso canciones sentimentales de países de procedencia o canciones populares, todo debidamente organizado para disipar temores y ganar la confianza.
CuandoSimonLasken el campo de concentración dirigía la orquesta dos veces al día en la mañana y en la noche, en la apertura y cierre de los portones, ejecutaba la música del Holocausto que se convertía mas que Melodías de Auschwitz en expresiones de libertad y de esperanza. Con García Márquez en una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie puede decidir por otros hasta de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad, tengan por fin para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.
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