Templanza.
La mal denominada ciudad de los pulperos en década de los años cuarenta como el resto del país inició su desarrollo industrial con el establecimiento de la Fábrica de Cemento. Para el año 1.929 se había manifestado la crisis económica del estado Lara originada por la caída de los precios en el sector agro-exportador, principalmente, con la caída de los precios del café. El gobierno gomecista de entonces, apoyado en la nueva expansión petrolera, lejos de socorrer al sector agropecuario, con la revaluación del bolívar referente al dólar en un cincuenta por ciento, tomó la decisión de la implantación de un régimen de cambios diferenciales, en el año 1934, conocida como el Convenio Tinoco. Las consecuencias fueron inmediatas y, hasta el presente, estructurales: Se desarrolló una tendencia importadora afianzada en el sector petrolero controlado por el Estado.
Habiendo tomado como fuente al extraordinario trabajo realizado por el historiador Reinaldo Rojas; titulado: “La Economía de Lara en Cinco Siglos”, se podría aseverar ante lo expresado por Manuel Ignacio Purroy, y citas del autor, referente a qué: “La crisis o descomposición consiste en desmoronamiento progresivo de las tradicionales relaciones de producción en el campo. El flujo intenso de mano de obra agrícola hacia las zonas urbanas creadas por la economía petrolera o por la distribución estatal del ingreso y el surgimiento de nuevos núcleos de trabajo”.
Complementado esto por lo señalado por otro analista de este proceso, el economista Sergio Aranda: “Será la crisis de exportación la que acelerará con tremenda fuerza el éxodo de los campesinos y de los obreros y de otros tipos de trabajadores agrícolas. Este fenómeno contribuirá en gran medida en la creación de un mercado interno y a la disponibilidad de la fuerza de trabajo necesaria para la expansión industrial”.
Dice textualmente el autor de la obra citada: “Estamos, en consecuencia, ante un contexto económico muy particular entre los años 1930 y 1940.
Por un lado, la caída definitiva del modelo agroexportador cafetalero, el cual protagoniza nuestra historia económica regional desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la segunda década del siglo XX. Por el otro, el fortalecimiento del estado como agente económico modernizador, cuyo mecanismo de intervención fundamental será el gasto público, comportamiento que ya venía evidenciándose desde la época de los años veinte cuando se inicia a gran escala la explotación petrolera en el país. Según datos del propio Aranda, el gasto público entre 1923 y 1930, evoluciona espectacularmente de 72 millones de bolívares a 263,8 millones de bolívares, invertidos, es cierto, en el reforzamiento del aparato represivo y en la ampliación de la burocracia, pero también en obras de infraestructura y servicios, especialmente carreteras” (…) F. de C.
Conocido es qué: El Producto Interno Bruto del estado Lara depende en un 85% de la producción agropecuaria esto, según las estadísticas de la extinta Fundación para el Desarrollo de la Región Centro Occidental, Fudeco. No es extraño entonces que el desarrollo industrial del estado Lara estuviera basado, principalmente, en la transformación de los productos agropecuarios; alimentación, en la elaboración de productos textiles, en la generación de energía eléctrica (servicios). Aquel pueblo de pulperos dio paso a la creación del mercado de alimentos más moderno de Latinoamérica, y posiblemente del mundo, cuyo origen estuvo enraizado en el Mercado El Manteco, que desde el centro de la ciudad abrió camino hacia la creación de Mercabar.
El estado comenzó a modernizarse y en oportunidades su capital, Barquisimeto, fue denominada “La Capital del Desarrollo”; superada en aquel entonces, tan sólo, por la ciudad de Valencia. Se dice que por políticas implementadas desde el antiguo Concejo Municipal; pero esto es motivo de otro análisis. Se construyeron autopistas de avanzada, el ferrocarril que hizo de Barquisimeto un puerto seco y un aeropuerto internacional cónsono con el comienzo de la segunda era del siglo XX. Se crearon Escuelas Técnicas, Universidades, públicas, privadas y Politécnica. La Escuela de Enfermeras y el Instituto Nacional de Capacitación Educativa, INCE, cumplían con el objetivo por el cual fueron creados.
Las realidades económicas y sociales del país, así como la dinámica existente, hacen necesaria e imprescindible la existencia de la Red de Instituciones Larenses.