Este gobierno siempre ha tratado de eliminar los sindicatos, aseguran los dirigentes sindicales. Primero, desde la Asamblea Constituyente y después internamente; pero en ambos intentos fracasó. Hay un hecho que llama la atención, señalan. De 2.900 sindicatos que había en el 2001 se ha pasado ahora a 6.000.
Sin embargo, esto no significa fortaleza sino debilidad. Para la dirigencia sindical la división de los sindicatos y la congelación de la contratación colectiva no son casualidades, sino que forman parte de la política oficial.
Por otra parte, están de acuerdo los dirigentes que se debe ir a elecciones, para legitimar una dirección que acometa cambios, visión y propuesta sindicales.
En este sentido consideran que debe haber la participación de todos los sectores
A consecuencia de los decretos salariales y la falta de renovación de contratos, el 80 por ciento de los trabajadores del sector público gana apenas salario mínimo y no ha habido voluntad para discutir las leyes sociales.
El conocido profesional del Derecho Laboral, Dr. León Arismendi, considera que el gobierno ha establecido normas que afectan la libertad sindical.
80 % de trabajadores del sector público devenga salario mínimo
La actitud arbitraria del gobierno al negarse a firmar las contrataciones colectivas desde hace más de diez años ha hecho que, aproximadamente, el 80 por ciento de los trabajadores del sector público devenguen salario mínimo, expuso Alfredo Ramos, diputado a la Asamblea Nacional y quien participó en la creación del Nuevo Sindicalismo que tuvo su mayor fuerza en la zona de Guayana.
En otras palabras, considera quien fue máximo dirigente sindical de los trabajadores de la Cantv, han sido nivelados hacia abajo.
Lamentablemente no solamente tenemos un movimiento sindical gobiernero, como es el que ha venido auspiciando en todo el país el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), para favorecer el control del gobierno sobre una parte de la masa laboral, sino también en el lado de la CTV, que debiera ser la principal central obrera del país.
Esta es, señala, una confederación adormecida, que carece de representación y legitimidad,.
En este punto sostiene que son los sindicatos de base los que están dando la batalla solos, sin ningún tipo de conducción nacional, dispersos, desarticulados.
Esta situación es lo que ha permitido que el gobierno imponga las condiciones en el ámbito laboral.
Es asíl como el Ejecutivo Nacional y sobre todo el propio Presidente de la República, ha hecho los incrementos salariales en forma inconsulta. Y por la misma razón no hay discusión de las convenciones colectivas y se ha desatado la persecución implacable contra dirigentes sindicales que se atreven a luchar con firmeza y defender los intereses de los trabajadores.
El gobierno ha arremetido criminalizando la protesta y pone presos a los dirigentes sindicales, además de haber eliminado los seguros de hospitalización, cirugía y maternidad, así como muchos beneficios que tenían los trabajadores.
La Ley del Trabajo, que vendió el régimen como la gran panacea, no es cumplida por el sector público, ya que violenta la estabilidad laboral y la inamovilidad.
No se acatan las órdenes de reenganche de los trabajadores despedidos de los organismos públicos y las sanciones con cárcel no se cumplen.
Lo grave es que las inspectorías del Trabajo jamás actúan con firmeza frente al gobierno.
En cuanto a las leyes sociales, entre las cuales está el de las pensiones que propusimos para que se cree un nuevo sistema para los adultos mayores que no tienen ese beneficio, no ha sido posible que se aprueben en la Asamblea Nacional. Igualmente ocurre con la Ley de Salud, ni tampoco el del bono de alimentación para los jubilados y pensionados.
Trabajadores de Pdvsa ahora están por debajo de la empresa privada
El gobierno ha tratado por diferentes vías controlar al movimiento sindical, expresa Manuel Cova, secretario general de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).
Por la vía de la Asamblea Nacional Constituyente intentó aprobar decretos que eliminaban a la CTV y a las organizaciones sindicales más importantes; sin embargo, la presión nacional y mucho más la internacional lo hizo desistir de esa iniciativa, que a todas luces era una violación flagrante del convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de la libertad sindical.
Posteriormente, intentó controlarla desde adentro, postulando a Aristóbulo Istúriz como candidato a la presidencia de la CTV; pero, también fracasó porque en las elecciones llevadas a cabo en octubre del 2001 en esa central, el oficialismo recibió su primera gran derrota.
Como todos esos intentos fracasaron lo que ha buscado el gobierno es dividir el movimiento sindical, crear centrales paralelas, constituir sindicatos y federaciones también paralelos.
De 2.900 sindicatos que estaban registrados en el país en el año 2001 se pasó a más de 6.000 organizaciones sindicales que existen hoy.
Pero, esa cifra, por supuesto, no es demostración de fortaleza del movimiento sindical, sino por el contrario, es evidente una debilidad en la que se encuentra éste propiciada en buena medida desde el gobierno para tratar, por la vía de la proliferación, dividir y confrontar a los sindicatos y, naturalmente, restarles fuerza.
Para Cova la división de los sindicatos y la congelación de las contrataciones colectivas no son casualidades.
Si en algún momento el Estado venezolano ha tenido recursos económicos importantes para atender los reclamos y necesidades de los trabajadores ha sido en los últimos años cuando el precio del barril del petróleo venezolano ha estado por el orden de los cien dólares, lo que ha facilitado cuantiosos ingresos con los cuales ha podido haber honrado los contratos colectivos con sus trabajadores.
Pero, en el fondo este gobierno, que es antisindical y anti-obrero utiliza estas prácticas han sido preparadas con intenciones perversas.
En este momento hay más de cien mil trabajadores en Pdvsa, pero lamentablemente la principal empresa del país ya no es atractiva para las personas que aspiraban tener buen trabajo, salario justo y excelentes perspectivas para su desarrollo personal y profesional.
Han mermado las reivindicaciones que tenían y los contratos colectivos discutidos y firmados han involucionado. Perdieron derechos como el beneficio de los comisariatos, donde podían adquirir los productos a bajos precios. Además, los salarios no son los más importantes como en el pasado y son superados por empresas del sector privado.
El presidente de la República, por otra parte, ha venido haciendo ofrecimientos falsos a los trabajadores del sector público como ocurrió en su última campaña electoral cuando le formularon críticas por no haber autorizado la contratación colectiva y anunció una comisión especial encabezada por ministros para estudiar el asunto, pero al final no pasó nada.
Eso explica la conflictividad laboral que se ha venido dando al punto que el año pasado, de los 5.400 protestas públicas el 41 por ciento de éstas fueron de trabajadores que reclamaban derechos laborales y obligaciones.
En diciembre del año pasado la CTV cumplió 76 años, en el transcurso de los cuales hay muchos aciertos y también errores, comentó. Pero, lo que sí es un hecho cierto es que buena parte de los logros alcanzados por los trabajadores y las reivindicaciones que tienen en el ámbito de la Constitución y las leyes, así como en los contratos, tienen la impronta de la principal central obrera.
A pesar de que se vive un momento difícil, si se hacen las cosas que debemos hacer, como ejemplo, las elecciones y legitimar una dirección que acometa los cambios en la estructura, visión y la propuesta sindicales, así como la participación de todos los sectores, se puede unificar criterios y enfrentar los desafío que tiene el movimiento sindical.
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