Villa Rosa es un apacible caserío perteneciente al municipio Iribarren, al suroeste de Barquisimeto, pero de acuerdo a lo desasistido que se encuentra oficialmente pareciera estar muy alejado de la capital larense.
“No sabemos qué le pasa a la alcaldesa o al gobernador que nos tienen abandonados por completo”, dijo Enny Sequera, una de sus habitantes, preocupada por la situación que están viviendo.
Para comenzar, en Villa Rosa prácticamente no tienen calles pues nunca desde la Alcaldía se han preocupado por beneficiarles con el plan Asfalto Parejo tan promocionado por la alcaldesa Amalia Sáez.
Agregó que los vehículos sufren desperfectos por el mal estado, además los vecinos padecen constantemente problemas respiratorios por el polvo que levantan al pasar.
Igualmente la población, aún cuando mantiene cierto grado de seguridad, requiere de un puesto policial. Para sus habitantes es raro ver una patrulla haciendo recorridos.
Enny también pidió mayor atención para el ambulatorio pues carece de mobiliario y lencería para que el único médico y la enfermera puedan brindar mejor atención a los pacientes.
Ella y otros vecinos coincidieron en reconocer el trabajo del doctor Gustavo Escalona, quien no sólo atiende consulta en Villa Rosa sino también en caseríos vecinos como Tintinal, La Pastora y Agua Viva.
“Pero cuando el doctor se enferma o sale de vacaciones nos quedamos sin atención médica”, puntualizó.
Javier Díaz, otro vecino, se quejó de la falta de recolección de la basura, servicio que corresponde a la Alcaldía de Iribarren.
Como no encuentran qué hacer con los despercicios muchos habitantes optan por lanzar las bolsas a la quebrada que cruza la carretera, la cual se ha convertido ya en un inmenso basurero.
Piden se incorpore a la población al servicio de aseo urbano para terminar con ese problema.
Díaz también se refirió al caso de la cancha, a la que acudían los jóvenes a practicar baloncesto y hace más de dos años desde la alcaldía dispusieron rehabilitarla con techado y todo.
Un día llegaron con las estructuras metálicas lo que llenó de esperanza a los jóvenes, pero desde entonces la cancha está convertida en depósito de hierros y ahora nadie puede utilizarla.
Lo peor es que en la Alcaldía como que se olvidaron por completo de que allí están esos implementos que serían utilizados en el techo del espacio deportivo.
En Villa Rosa tampoco cuentan con agua por tuberías, a pesar de que en 1982 construyeron el acueducto, pero nunca fue puesto en funcionamiento y las familias siguen condenadas a comprar el líquido vital para sobrevivir.
También están los problemas del liceo, con una matrícula de unos 300 alumnos que deben escuchar clases en completo hacinamiento por falta de salones.
Rosberys Aguilar, representante, explicó que sólo cuentan con tres salones para diez secciones, además de carecer de una cocina suficiente, igual que un comedor, así como lencería, un refrigerador para guardar los alimentos y filtros para que los alumnos puedan beber agua potable.
Reconoció la vocación de servicio de los docentes que trabajan en precarias condiciones para brindar enseñanzas a la juventud del pueblo.
Patrimonio cultural
La capilla de Villa Rosa data de hace unos 135 años por lo cual requiere mantenimiento para que pueda conservarse.
Sin embargo, pese a los ruegos de los habitantes, ningún organismo se ha preocupado por su restauración o impedir su progresivo deterioro.
Enny Sequera, preocupada por la antigua estructura religiosa, dijo que los mayores daños se observan en el techo y de no atenderse pronto los mismos podría venirse abajo en cualquier momento.
Recordó que allí se rinde devoción a Santa Rosa de Lima y a San Rafael Arcángel, en agosto y octubre especialmente, cuando se celebran sus fiestas.
Insistió en su llamado a la alcaldesa Amalia Sáez o al gobernador Henri Falcón para que hagan algo por la capilla, pero pronto porque con las lluvias podría comenzar a caerse.
Fotos: Ricardo Marapacuto
